La fuerza de la ONU informó que otro casco azul había sido herido el viernes pasado, el quinto en dos días, cerca de la frontera con Israel por disparos de procedencia por el momento desconocida. La Finul acusó el jueves al ejército israelí de disparos “repetidos” y “deliberados” contra sus posiciones.
El ejército israelí afirmó que Hezbolá disparó cerca de 320 proyectiles contra el país en pleno Yom Kipur, el día más sagrado del judaísmo, que termina el sábado al atardecer.
Durante la festividad, que empezó el viernes último por la noche y acaba con la puesta de sol de ayer, las fronteras, los aeropuertos, el transporte público y la mayor parte de los comercios permanecieron cerrados.
Hezbolá, a su vez, indicó que atacó con misiles una base del cuerpo armado israelí al sur de la ciudad de Haifa.
En Líbano, al menos nueve personas murieron en Maaysra y Barja, dos aldeas situadas fuera de los bastiones del proiraní Hezbolá, informó el Ministerio de Salud libanés.
Hezbolá abrió un frente contra Israel hace un año para apoyar a su aliado Hamás, en guerra en la Franja de Gaza con el Estado hebreo tras el ataque del movimiento islamista palestino el 7 de octubre de 2023 en suelo israelí.
Desde el 23 de setiembre, Israel intensificó la campaña militar contra la milicia proiraní y una semana después inició incursiones terrestres en Líbano.
Tanto la guerra en Gaza como el conflicto en Líbano han ido acompañados de una escalada entre Israel e Irán, que lanzó cerca de 200 misiles contra su archienemigo el 1 de octubre.
Teherán afirma que lanzó su ataque en respuesta a las muertes del jefe del Hezbolá libanés, Hasán Nasralá, y del jefe de Hamás, Ismail Haniyeh.
El primero murió en un bombardeo israelí el 27 de setiembre en Beirut, la capital libanesa. El segundo fue abatido en un ataque con explosivos atribuido a Israel el 31 de julio en Teherán.
Después de la festividad de Yom Kipur, es probable que la atención se centre nuevamente en la esperada represalia contra Irán.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, prometió la semana reciente que la respuesta de su país sería “mortal, precisa y sorprendente”.
Con todo, el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden presiona para que la respuesta israelí sea “proporcionada” y arrastre a la región a una guerra más amplia.
También ha instado a Israel a evitar atacar las instalaciones nucleares o la infraestructura energética de Irán.
Israel enfrentó el pasado viernes una ola de condenas internacionales después de que la Finul acusara a sus tropas de disparos “repetidos” y “deliberados” contra sus posiciones.
El ejército israelí aseguró que disparó en dirección a una “amenaza” cerca de la posición de las fuerzas de la ONU y aseguró que está llevando a cabo una investigación para esclarecer lo ocurrido.
Desde hace un año, más de 2.100 personas han muerto en Líbano, de las cuales más de 1.200 desde la intensificación de los bombardeos hace tres semanas, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales. Según la ONU, hay cerca de 700.000 desplazados en el interior de Líbano y alrededor de 400.000 personas han huido a Siria.
El portavoz militar israelí en árabe, Avichay Adraee, ordenó ayer a los habitantes del sur de Líbano “no regresar a sus casas” por su “propia seguridad”.
Aunque en las últimas semanas Israel concentró el grueso de sus operaciones en el frente libanés, continúa bombardeando Gaza en su lucha contra Hamás, tras más de un año de combates en el territorio palestino.
Actualmente, el ejército israelí rodea la ciudad de Jabaliya, en el norte de la Franja, donde acusa a Hamás, que gobierna el territorio, de reorganizar sus fuerzas.