19 nov. 2024

Liberales que aman a Cartes

Horacio Cartes

Horacio Cartes sostuvo que estar al frente de la ANR es igual a estar en la presidencia de la República.

Foto: Archivo

Acabaron de completar otro año de abyecta lealtad. Son los parlamentarios del PLRA que responden incondicionalmente a Horacio Cartes, cumpliendo un pacto iniciado en la legislatura anterior. Este grupo tan chocante está integrado por diputados y senadores que votan según lo indicado por un líder del partido rival. Llevan tanto tiempo en esta connivencia que lo que antes asombraba hoy se da por descontado en cada votación en la que estén en juego intereses del mandante.

Su descaro es tal que le han perdido el miedo a los escraches y cada vez gastan menos tiempo en disimulos. No llegan a los extremos de la senadora Zulma Gómez quien, harta de ser criticada, en mayo del año pasado se descargó en Twitter: ¿¿Somos Cartistas y qué??, pero ensayan justificaciones poco entusiastas. Es que saben que el discurso aguanta todo, pero el sentido siempre previsible de sus votos es elocuente.

Los ejemplos surgen desde hace seis o siete años cada vez que el Parlamento trata temas que importan mucho a Cartes, como los relativos al tabaco, al fútbol y a su proyecto político. A mediados de 2020, el Senado trató el aumento de los impuestos al tabaco y la soja y esos votos liberales estuvieron a disposición del bloque de colorados, patriaqueridistas y Hagamos que envió la iniciativa al archivo.

En agosto pasado, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley que rechazaba incluir a los clubes de fútbol y a las industrias tabacaleras en los controles de la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad). De los 48 diputados que votaron por este proyecto mutilado, 20 eran colorados cartistas, 14 colorados abdistas, y luego estaban los infaltables 14 liberales.

Hace dos semanas, 42 diputados colorados negaron el pedido de intervención de la Gobernación de Central. Pese a que la solicitud había sido impulsada por concejales departamentales liberales, seis diputados liberocartistas se ausentaron prudentemente. Lo notable es que lo hicieron solo para demostrar su fidelidad al patrón, pues sabían que con los votos colorados había suficiente como para frenar la intervención.

¿Qué los lleva a cumplir sumisamente esas órdenes? ¿Cuál es el motivo que los lleva a votar tan frecuentemente en sentido contrario al resto de su partido? De lo que estoy seguro es que no se trata de afinidad ideológica. Ese podría ser el caso de algunos parlamentarios de partidos no colorados, que suelen actuar como satélites del cartismo y que vuelven promiscuo el sentido de la palabra oposición. Ninguno de estos liberales es tan ingenuo como para indisponerse con sus votantes por un detalle tan pueril como la ideología.

Necesariamente hay que pensar que lo hacen porque obtienen sustanciosas ventajas personales. No sería nada nuevo. Aprovecharse tortuosamente de las oportunidades que otorga el cargo es un antiguo vicio opositor. Un antecedente lejano es el recordado Teruco Tour de 1994, cuando un grupo numeroso de diputados de distintos partidos en receso legislativo vacacionó en Punta del Este, invitado por el entonces parlamentario por Amambay Conrado Teruco Pappalardo.

Aquello era más naif, lo de ahora parece mucho más sórdido, pero a la vez más moderno, más organizado. Recuerda inevitablemente al mensalão, nombre con el que se hizo famosa la enorme crisis política brasileña ocurrida en 2004 al levantarse la sospecha de que varios parlamentarios de la oposición suplementaban su dieta con una “mensualidad” otorgada por el gobierno.

¿Podría ocurrir algo parecido en Paraguay? Intenté averiguarlo con varios amigos políticos, pero no pude avanzar mucho, pues, como no hay pruebas, nadie habla. Por mi parte, ¡Válgame, Dios!, jamás creería que fueran capaces de aceptarlo. Aunque, si llegara a ser cierto, esta gente sería una vergüenza para su partido. Y, además, se explicaría por qué nunca llegan al poder.

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A continuación, una columna de opinión del hoy director de Última Hora, Arnaldo Alegre, publicada el lunes 2 de agosto de 2004, el día siguiente al incendio del Ycuá Bolaños en el que fallecieron 400 personas en el barrio Trinidad de Asunción.