“No puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas. Ellos (el gabinete de seguridad) tomaron esta decisión (liberarlo) y yo la respaldé”, dijo el mandatario Andrés Manuel López Obrador, en su habitual rueda de prensa matutina.
El mandatario reconoció que la situación “se tornó muy difícil” en Culiacán -que durante horas estuvo sitiada por las balas- y, al estar “en riesgo” muchos ciudadanos, se optó por dejar en libertad a este delincuente, confirmando esta decisión tras el caos informativo y la incertidumbre del jueves.
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La detención de Ovidio Guzmán, en la tarde del jueves, hizo que las células del cartel de Sinaloa desataran una ola de violencia en Culiacán.
La captura de Ovidio, de 28 años, y acusado en Estados Unidos de tráfico de cocaína, de metanfetamina y de marihuana, puso en jaque no solo a la patrulla militar, sino a la ciudad que soportó bloqueos de calles que incluyeron los accesos a esta ciudad.
Durante buena parte de la tarde, la gente de Culiacán permaneció resguardada en sus lugares de trabajo y en sus casas, y la actividad comercial se paralizó por horas.
Las balaceras se escuchaban en varios puntos y desde lejos se podía ver el humo de autobuses de pasajeros que fueron incendiados para bloquear el tránsito.
En tanto, el caos se dispersaba por la ciudad, con los llamados narcobloqueos, la quema de vehículos y mobiliario urbano por parte del narcotráfico para bloquear las vías.