Después de largos y lamentables retrasos en obtener mayores partidas de vacunas contra el Covid-19, finalmente, el Ministerio de Salud anunció ayer que este sábado llegará una partida de un millón de dosis del antígeno Pfizer, que constituyen una donación del Gobierno de Estados Unidos.
Igualmente, en los próximos días deberán seguir arribando más partidas de Pfizer, de otras un millón de dosis adquiridas por el Gobierno al propio laboratorio, a través de su representante local, así como otros lotes de vacunas Sputnik, compradas a Rusia, como las que aún se deben a través del mecanismo Covax.
Este auspicioso cambio de la situación debe llevar también a un cambio radical en el proceso de vacunación. Basta de etapas muy lentas y graduales, de inoculación solo por sectores y por franjas de edades, algo que ni siquiera se está respetando, provocando discriminaciones odiosas y el aprovechamiento de muchos avivados.
Tal como lo viene publicando este diario, numerosos políticos, jefes policiales, familiares de gente en el entorno del poder, se han vacunado indebidamente, sin reunir las condiciones requeridas, en diversas etapas que correspondía a adultos mayores, inventando estar con enfermedades graves o con problemas de movilidad. También en la última etapa, que correspondía a personas con enfermedades de base, se han recibido numerosas denuncias de quienes se inventaban casos, gracias al certificado expedido por algún médico amigo, para poder acceder a las vacunas.

Aunque es positivo que más personas puedan estar protegidas, la situación resulta injusta para quienes se niegan a recurrir a métodos tramposos para beneficiarse con algo que debe ser un derecho para todos.
Por eso, ahora que hay vacunas suficientes, hay que proceder a vacunar a todos quienes estén dispuestos. El Gobierno debe liberar cuanto antes las dosis existentes para toda la población que desea administrarse, organizar jornadas de inoculación masiva en todo el país, declarar días de asueto, disponer de turnos especiales para vacunar sin interrupción durante las 24 horas del día. Cualquier tiempo que se pierda por algunas horas o días de no ir al trabajo, o de tener que abandonar cualquier actividad económica o productiva, será un valioso tiempo ganado para el futuro inmediato. Además, hasta ahora, la cantidad de personas registradas para vacunarse es muchísimo menor que la población meta a la que se quiere llegar.
Basta de dilaciones por parte del gobierno de Mario Abdo Benítez.
Es el momento de tomar al toro por las astas, de movilizar todos los recursos, de decretar los feriados o asuetos que sean necesarios, para imponer una vacunación masiva. Si hay quienes no quieren vacunarse, ya podrá Salud pensar en estrategias y convencerlos después. Pero mientras tanto, vacunemos a todos los que sí quieran hacerlo.
Cada persona que logre vacunarse pronto es un punto a favor de superar la crisis de la pandemia, en varios sentidos, manteniendo igual los cuidados esenciales.
Urge recuperar el valioso tiempo perdido por la mala gestión gubernamental.