Este es un paso muy importante en el relacionamiento económico entre nuestros países, porque otorga una mayor seguridad jurídica en los negocios entre los sectores privados, además de abrir nuevas oportunidades que, en la medida de su aprovechamiento, profundizarán aún más la integración económica e incrementarán la inversión, el crecimiento y el empleo tanto en nuestro país como en Chile.
Según informaciones del BCP basadas en datos de Aduanas, las exportaciones de nuestro país pasaron de alrededor de USD 600 millones FOB en el año 2010 a unos USD 1.000 millones el pasado año 2021, un incremento del 65%. En el año 2021, los productos de origen agropecuario representaron más del 90% del total; carne vacuna (71%), pellets de soja (15%) y cereales, maíz y arroz (5%). Sin embargo, llama la atención la aparición de nuevos productos u otros que representaban montos poco significativos en 2010, como productos de papel y cartón (USD 10 millones); productos plásticos (USD 7,5 millones) y tapas de aluminio (USD 26 millones); estos productos resultan del procesamiento de insumos importados e indican una incipiente integración con las cadenas de valor chilenas, similar al ya desarrollado con el Brasil, confirmando la competitividad de nuestro país como centro de procesamiento industrial para la región y el resto del mundo. Son necesarios los acuerdos comerciales, de inversiones y de no doble tributación para poder insertarnos efectivamente a las cadenas regionales y globales de valor. En este sentido, este Acuerdo de Libre Comercio con Chile es un paso muy significativo.
Por otro lado, las importaciones provenientes de Chile ascendieron a USD 111 millones en el 2021, similar al observado en el 2010. Los cinco principales productos fueron medicamentos (15%); vinos (12%); alimentos diversos (9%); alambres de cobre (6%); y cigarrillos (4%). A esto hay que sumar las importaciones provenientes de la Zona Franca de Iquique de productos de extrazona por USD 350 millones. Por lo tanto, el último año hubo un saldo comercial favorable a nuestro país de USD 540 millones.
Estos flujos comerciales reflejan las bases competitivas y las diferencias en los niveles de desarrollo entre ambos países, dado que ambos tienen políticas económicas neutrales. Chile tiene una población de 19,2 millones de personas. Un ingreso percápita que, medidos en dólares corrientes, es el triple del de nuestro país y es el doble en dólares internacionales de paridad de poder de compra. Tiene una población con mayor nivel de capital humano, más tecnología incorporada en los procesos productivos, y mayor capacidad empresarial que el nuestro; todo esto, sumado a sus abundantes recursos minerales y de pesca, lo posiciona a Chile como altamente competitivos en productos de alta tecnología y diseño, cobre, productos de pesca, servicios profesionales, etc. Paraguay, en cambio, es el país de bajo costo con una población de 7,2 millones de habitantes. La tierra fértil, el buen clima, la abundante energía limpia y gente joven de mediana calificación, combinados con regímenes flexibles de importación de insumos y componentes de cualquier parte del mundo, nos posicionan como un país altamente competitivo en productos agroindustriales alimenticios, en el procesamiento y ensamblaje de productos industriales en ciertas etapas y cadenas de valor y en la prestación de servicios de soporte de negocios, como contact centers.
Los flujos comerciales observados en los últimos años reflejan la complementariedad entre ambas economías y las enormes oportunidades que pueden ser desarrolladas en la medida en que sean percibidas por los empresarios de ambos países y se puedan minimizar los riesgos involucrados en las inversiones y las transacciones económicas. Por lo tanto, es urgente la puesta en vigencia del Tratado de Libre Comercio ya firmado y la activa promoción de los negocios y las inversiones en los ámbitos empresariales para maximizar sus potenciales beneficios para ambos pueblos.