El sacerdote superior de los heraldos evangelios, Rafael Ibarguren, señala que aunque haya pasado más de un siglo, el mensaje dejado a los tres pastorcillos sigue siendo importante y actual en estos días.
“Los mismos problemas que estaban vigentes en aquel entonces, continúan hoy. El materialismo que le da la espalda a Dios, la práctica religiosa debilitada, situación crítica en varios países del mundo, guerras en algunas partes. La Virgen de Fátima pedía oración, penitencia, un cambio de vida orientado hacia Dios. Sin embargo, eso no fue seguido por el mundo”, explica el religioso.
Esperanza. Con respecto a la parte más difundida de la conversación de la Virgen con los pastorcillos, que habla de tiempos muy difíciles para la humanidad, el padre Ibarguren señala que tiene un carácter de seriedad y gravedad. Eso se puede ver ya en los enfrentamientos en varias partes del mundo y otras crisis.
Pero en contrapartida a este escenario, prevé el triunfo del bien sobre el mal. “Lo que importa mucho es el aspecto de esperanza que trae el mensaje. Por encima de todo hay una promesa de que por fin el corazón inmaculado triunfará y de que Dios tiene la última palabra”.

La celebración a la Virgen de Fátima se realizó ayer, en la Catedral Castrense. El acto se inició con una procesión y culminó con la misa.