La patrullera Cassiopea de la Marina italiana llegó al puerto albanés por la mañana, según confirmó a EFE un fotógrafo de la agencia EPA desde el lugar, después de tres días de travesía desde las inmediaciones de la isla italiana de Lampedusa, donde fueron interceptados los migrantes.
El Ministerio de Interior italiano informó de que estas personas serán sometidas ahora a “procedimientos de recepción, detención y evaluación de casos individuales”, según el acuerdo alcanzado con el primer ministro albanés, el socialdemócrata Edi Rama.
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Los 49 migrantes seleccionados para ser sometidos a un procedimiento fronterizo acelerado para quienes proceden de países considerados seguros por Italia son en su mayoría de Bangladés, así como de Egipto, Costa de Marfil y Gambia.
Este es el tercer intento del Ejecutivo de Meloni de poner en marcha su polémico plan de internar en Albania a migrantes irregulares interceptados en su camino a Italia.
En el centro de Shengjin, los solicitantes de asilo serán identificados y sometidos a un examen médico en profundidad, ya que si se detectan condiciones vulnerables, serán llevados a Italia, como ya ocurrió en algunos casos en los dos traslados anteriores a Albania, en octubre y noviembre pasados.
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Los dos primeros intentos fracasaron, además, porque la Justicia italiana no convalidó los envíos argumentando que ni Egipto ni Bangladés eran seguros en su totalidad y habían reclamado la intervención del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Desde entonces, los centros quedaron vacíos, vigilados y gestionados por un personal cada vez más reducido, lo que provocó fuertes críticas al Gobierno por los gastos.
El Tribunal Supremo italiano señaló posteriormente que al Gobierno le corresponde establecer qué países son seguros y que el juez no puede invalidar sistemáticamente la detención de migrantes, sino que puede motivar el caso específico por el cual esa persona no está segura en ese país.
Tras la evaluación de sus casos, los inmigrantes serán enviados al centro de internamiento de Gjader, que tiene capacidad para 3.000 personas al mes, rodeado por un muro vallado y coronado de alambre de siete metros de altura y dotado de cámaras de vigilancia.
Italia financió la construcción del centro, ubicado en una antigua base aérea edificada durante la dictadura comunista en Albania. El Gobierno italiano gestiona el centro y la Policía albanesa se limita a vigilar su perímetro exterior.
Fuente: EFE.