Actualmente el territorio chaqueño necesita de la lluvia para llenar los tajamares, los aljibes y los recipientes que almacenan el líquido vital a fin de aplacar la gran sequía, por lo que en estos momentos, de alguna manera, trae alivio a la zona esta tenue precipitación, aunque aún hace falta mucha más cantidad.
Con la caída de agua lo que se registra es que se humedecen los caminos, los cuales son transitados constantemente por cuestiones laborales y de viajes de pasajeros, para mantener la ruta en buenas condiciones, pero la precipitación que cae obliga a la clausura de ciertas vías cerrando los portones en cada puesto de peajes que están a cargo de la Asociación de Caminos. Esta situación paraliza la circulación de medios de transporte a la espera de que mejoren las condiciones climáticas, y de esa manera aguardar a que se vuelvan a habilitar los caminos en la zona, esenciales para que los pobladores puedan desplazarse hasta Asunción.
Por otro lado, la lluvia que cae es importante sobre todo para regar la vegetación del monte chaqueño amenazado por incendios, que llegaron a ocurrir semanas atrás en la localidad de Fuerte Olimpo, donde los productores de miel estuvieron a punto de perder todo por el fuego, que fue controlado por los vecinos.
El Departamento de Alto Paraguay hace más de cuatro meses que no registra una gran precipitación, a diferencia del año pasado, cuando más de 500 milímetros habían causado desastres con varios meses de aislamiento por rutas clausuradas. Este año se observa un comportamiento diferente del clima. AM