Y aunque han pasado ocho décadas y se han estrenado cintas tan taquilleras como Avatar (2009), Titanic (2009) o Endgame (2019), el clásico drama sureño Lo que el viento se llevó sigue siendo la película con mayor recaudación con precios ajustados a la inflación (sus USD 402 millones de entonces serían USD 3.800 en la actualidad).
Basada en la voluminosa novela de MargaRhett Mitchell Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind), la historia narra no solo una peripecia de personajes, de seres humanos convertidos en arquetipos, sino también un periodo clave en la historia de los Estados Unidos, y en particular del Sur, el que abarca la Guerra Civil y la inmediata posguerra, conocida como el “Periodo de reconstrucción”.
La película, concebida desde el primer momento como una gran superproducción de la Metro Goldwyn Mayer, pasó por fases de notable complejidad, incluso en aspectos tan básicos como la elección del director y de los protagonistas.
En diciembre de 1938, cuando se da el primer golpe de claqueta, lo único que estaba claro es que el productor de la película era David O. Selznick, según recuerda la página especializada IMDB.
Las primeras secuencias comienzan a rodarse bajo la dirección del gran George Cukor, quien quería a Katherine Hepburn para el papel de Scarlett O’Hara, a lo que Selznick se opuso radicalmente, pues no la veía adecuada para el personaje y prefería llevar a cabo un casting, como así se hizo y en el que salió elegida la británica Vivien Leigh, quien tuvo que hacer un gran esfuerzo para hablar en inglés con acento sureño.
Las desavenencias entre Cukor y Selznick eran cada vez más evidentes y finalmente el director abandonó la película a las tres semanas de rodaje.
Suya debe de ser, probablemente, la secuencia del incendio de los almacenes de Atlanta, para el que se aprovechó material de desecho como los decorados de películas como The Garden of Allah (Richard Boleslawski, 1936) o partes del que se utilizó en el rodaje de King Kong (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, 1933).
Sin embargo, Cukor continuó trabajando en privado con Leigh y Olivia de Havilland (la única superviviente del reparto y magistral en su papel de Melanie Hamilton), a las que consiguió sacar el tono adecuado y una vez más hizo gala de su bien ganada fama para saber sacar lo mejor de las actrices.
Cukor fue reemplazado por Victor Fleming, quien finalmente firmará la película, y que en ese momento estaba dando los últimos toques a El Mago de Oz (The Wizard of Oz). Durante un par de semanas de mayo de 1939, se hizo cargo de la dirección Sam Wood, dado que Fleming se tuvo que Rhettirar por agotamiento.
La elección de los protagonistas
Aunque hoy en día nadie se imagina Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind) con otros protagonistas que no sean Vivien Leigh y Clark Gable, lo cierto es que la Metro barajó un buen número de actores para encarnar a Rhettt, entre ellos Gary Cooper o Errol Flynn, aunque según parece, Selznick tenía clarísimo que el papel era para Gable.
No fue tan fácil la elección de la protagonista femenina. Descartada Katherine Hepburn, se hizo un exhaustivo casting en el que participaron actrices como Talulah Bankhead, Paulette Goddard, Lana Turner o Susan Hayward, entre otras.
Finalmente, la elección recayó en Leigh, una actriz británica, de exquisito acento inglés y unos maravillosos ojos verdes, que destacan sobremanera en el technicolor con el que se rodó la película.
El también británico Leslie Howard, que encarna al pusilánime Ashley Wilkes, quien durante toda la película se debate entre el amor de Scarlett y el de su esposa, Melanie, fue en su corta vida (falleció a los 50 años de edad) un agente secreto al servicio de Su Majestad.
Howard, quien antes de trabajar en Lo que el viento se llevó ya había protagonizado dos grandes clásicos, uno del cine de aventuras, The Scarlet Pimpernel (Harold Young, 1934), y otro del cine negro, The Petrified Forest (Archie Mayo, 1936), se embarcó a fondo en la lucha contra la Alemania nazi y ofreció sus servicios al Gobierno de Londres en tareas de espionaje y agitación y propaganda.
En 1943, el Gobierno británico ordenó a Howard que viajara a Madrid para que intentara entrevistarse con el general Francisco Franco, al objeto de convencerle para que España abandonara su política de no beligerancia y la reemplazara por la de neutralidad.
La entrevista se produjo, pero nunca se supo qué pasó. El 1 de junio, el avión DC3 de la BOAC británica, que trasladaba a Howard a Londres vía Lisboa, cayó al mar frente a las costas de la localidad gallega de Cedeira, al parecer tras ser abatido por cazas alemanes. No sobrevivió ninguno de los ocupantes del aparato y sus cuerpos jamás fueron recuperados.
Hattie McDaniel, la primera persona de raza negra en recibir un Oscar (en este caso a la Mejor Actriz de Reparto) por su memorable papel de Mammie, no pudo asistir al estreno en Atlanta porque Georgia era un estado segregacionista, cuyas leyes impedían que los negros pudieran ocupar el mismo espacio que los blancos en lugares públicos.
El estreno fue una apoteosis. El gobernador de Georgia, Eurith D. Rivers, declaró festiva la jornada y miles de personas flameando banderas confederadas se congregaron a la puerta y en las proximidades del cine para aclamar a sus ídolos y para revindicar la identidad del Sur.
Quizá la definición más certera de lo que significa Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind) la dio el propio Selznick, quien dijo: “Al mediodía pienso que es divina, a medianoche pienso que es pésima. A veces creo que es la mejor película jamás rodada. Pero si es solo una gran película, todavía estaré satisfecho”.