28 abr. 2025

Lógica jurídica

Juan Pablo Fernández Bogado,

Juan Pablo Fernández Bogado,

Enseño esta materia en la universidad y muchas veces por los resultados pareciera que debería ser tema en una clase de ficción o de literatura orientada hacia ese género y no en una de derecho.

La introducción viene a cuento del debate sobre si Nicanor Duarte Frutos y Horacio Cartes tienen fueros para evitar ser procesados por delitos comunes. Y la conclusión basada en nuestro ordenamiento jurídico, pero por sobre todo: racional o lógico, es que carecen de protección a supuestos delitos.

Ambos solo podían haber sido senadores vitalicios y para tener fueros haber jurado ante el pleno. Los fueros son otorgados por las cámaras y retirados por ellas.

La Constitución dice: “… SERÁN senadores vitalicios...;” no pueden ser otra cosa que solo eso según nuestra Carta Magna. Eso deja sin efecto toda interpretación interesada que haga la Corte o el TSJE. Ambos no tienen fueros, por lo tanto y engañaron a sus electores en el proceso con la complicidad de un par de instituciones irresponsables que prevaricaron.

La Constitución tiene que ser interpretada como un todo y no por partes y, menos aún, por cuestiones interesadas. A los dos ex presidentes no les interesó ser senadores vitalicios como sí lo fueron Rodríguez y Wasmosy. El primero se protegió en sus fueros en 1996 ante un asunto judicial.

Además, si les damos algo de razón a los que piensan diferente estaríamos frente a un absurdo. El Senado, compuesto por 45 miembros, tiene además dos con fueros, lo que sumarían 47, con este privilegio aun sin haber jurando e incluso rechazado tal honor.

Con esta lógica del absurdo mañana un delincuente preso puede tener la venia de la Corte y el TSJE para correr en unos comicios, ser electo, no jurar y... tener fueros. Este razonamiento es kafkiano, el maestro checo de la literatura del absurdo, que se dijo alguna vez que si fuera paraguayo sería un escritor costumbrista y le agregaría: con el aval de abogados funcionales a su célebre libro denominado: El proceso.

Basta de literaturas absurdas, a cumplir la Constitución con lógica, legalidad y coraje.