09 ene. 2025

Logró superar la depresión gracias a la Virgencita de Caacupé y le dona su pelo cada año

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Foto: Gentileza.

Me llamo Marilina Ester Peralta de Núñez, tengo 44 años y soy oriunda de Itacurubí de la Cordillera, pero vivo hace 20 años en la ciudad de Tobatí. Mi familia y yo somos muy devotos de la Virgen de Caacupé. Gracias a ella, pude salir de la depresión y tengo un negocio que creció gracias a mi fe.

Yo provengo de una familia muy humilde y cuando tenía solo 10 años empecé a trabajar para ayudar a mis padres.

Me iba y limpiaba el patio de una profesora jubilada y ella me daba mil guaraníes para mi recreo y otras cosas como útiles o uniforme para irme a la escuela.

También trabajé lavando los platos, lavando las ropas, aseo de su casa. Yo trabajé de esa manera hasta que cumplí 18 años.

Siempre rezaba y me encomendaba a mi Dios y a la Virgencita de Caacupé. Mi sueño siempre fue tener un negocio propio, un buen trabajo para salir adelante.

A los 18 años me mudé a la ciudad de Tobatí para trabajar, alquilé una casa y empecé a vender leche a la gente del barrio y me fue bastante bien. Luego mis vecinos me preguntaban por qué no traía azúcar, harina, pan para vender también.

Después, la señora que me alquilaba la casa me vendió un terreno que está al lado de mi casa y ahí empecé a construir mi negocio que se llama La Granja y funciona hace 22 años. Le puse ese nombre porque al principio solo vendía leche y siempre me quiero recordar de eso. Todo se lo debo a mi Patrona, que es la Virgen de Caacupé, siempre le tuve fe y fue por intermedio de ella y de Dios que no me rendí, gracias a ella pude salir adelante en la vida y cumplir mi sueño.

LA GRAN BENDICIÓN

Cuando mi negocio empezó a prosperar, gente de la competencia empezó a tener envidia debido al éxito que tenía en mi comercio y empezaron a decir mentiras, como, por ejemplo, que había personas que se intoxicaban con los productos que vendía, entre otros comentarios, que eran mentiras, y ellos actuaban así para que yo pierda clientes. Todo eso me desanimó bastante y hasta llegué a pensar en mudarme e irme a otra ciudad para continuar con mi negocio.

Todas esas cosas me desmotivaron bastante, hasta tal punto de que quería dejar mi propia casa a causa de esa situación de envidia y de mentiras de personas que solo me querían perjudicar.

RETOS DE LA PANDEMIA

Cuando comenzó la pandemia fue realmente una de las etapas más duras que viví porque disminuyeron mucho las ventas y estuve dos años con depresión, no quería comer, ni salir. Realmente me afectó bastante y me sentía muy preocupada y triste. Un día empecé a hablarle a la Virgen de Caacupé y le pedí, por favor, poder superar esa situación tan terrible y puedo decir que ella me escuchó; mi estado de ánimo mejoró bastante y empezaron a subir mis ventas.

Lo que más me hace feliz recordar de ese momento es que nadie se enfermó en mi familia de Covid ni yo. Siempre tuve protección de ella en todos los momentos de mi vida, desde pequeña, porque siempre tuve a personas en mi vida que me apoyaron y gracias a ellas pude salir adelante.

En mi niñez tenía que trabajar duro para ganar para mi recreo y poder comer en la escuela. Hoy en día a mis hijos no les falta nada, tienen todas las comodidades que alguna vez me faltó y todo fue gracias a mi fe y a mi sacrificio diario.

Ahora la comida que me sobra en el negocio les doy a los perros callejeros de la zona. Cocino una olla para ellos y todos los días vienen a comer. Siempre digo que cuando yo no esté más, no voy a llevar lo material, entonces siempre trato de compartir con el más necesitado: con las personas, con los animales de la calle, es eso lo que quieren Dios y la Virgen de Caacupé.

Me enorgullece ayudar a los que no tienen voz, dar una mano al que le falta, eso me da mucha paz y eso me trae mucha más bendición en mi vida.

AGRADECIMIENTO

Todos los años me corto un poco de cabello para la imagen de la Virgen de Caacupé, me voy a una peluquería muy conocida en la ciudad, que se llama Lili Belleza y Estilo. Ahí le visten a mi imagen de la Virgen, le hacen una linda peluca con mi cabello y le colocan un hermoso vestido.

Todos los años me gusta tenerle impecable y Ella siempre está presente en mi negocio, Ella da bendición a mi vida y como agradecimiento es un honor para mí poder dejar en alto la imagen de la Virgencita de Caacupé. Siempre tengo una imagen de la Virgen, con mis funcionarias del comercio le ponemos linda también, le pintamos el cabello, le preparamos siempre en su día, ellas me ayudan también con su cabello, el vestuario. Son muy agradecidas a la Virgencita.

Cada 8 de diciembre voy a la Basílica de Caacupé con mi esposo que también es muy devoto, y ambos damos agradecimientos por nuestro negocio, la familia, por la salud, el trabajo. Yo no le pido más nada a ella porque ya me dio todo lo que tengo, lo que me resta es agradecerle toda mi vida por las cosas maravillosas que me regaló.

MENSAJE DE ESPERANZA

Insto a las personas a no perder nunca la fe y la esperanza. La Virgen realmente es milagrosa, hay personas que seguro están viviendo la misma situación que yo y se sienten deprimidas. Yo siempre transmito su palabra a los demás, cuando conozco a personas que tienen depresión les digo que crean en ella, que se encomienden a la Virgen de Caacupé.

Tengo un vecino que estaba atravesando una situación muy difícil y tenía depresión. Le hablé mucho y le dije que le ore a la Virgen y le pida lo que quería lograr. Él empezó a ser devoto de ella y hoy en día le va muy bien, incluso tiene su propio negocio y va a recibirse de doctor.

Los milagros sí existen, todos los días hay milagros con fe y mucho sacrificio se pueden cumplir los sueños, no hay que rendirse y perder la esperanza. Sobre todo hay que ser agradecidos y hay que tener empatía por el que necesite, hay que ayudar al prójimo y lo material se va. Las buenas acciones son las que siempre quedan.

CAMINO A LA VILLA SERRANA

En mi niñez tuve que trabajar duro para ganar para mi recreo. Hoy en día a mis hijos no les falta nada y fue todo gracias a mi fe y los milagros de la Virgen de Caacupé.

Marilina Ester Peralta de Núñez desde pequeña soñaba con tener un negocio propio y gracias a la Virgen Azul, hace 22 años, es dueña del comercio La Granja. Narra que la Madre de Jesús también la ayudó a salir de la depresión.

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