29 abr. 2025

Lolo, de canillita al escenario

Lorenzo Morales es el fundador del grupo Los del Boulevard, tributo a Joaquín Sabina. Lolo relató que trabajó como canillita y no podía costear una guitarra o pagar clases. Transitó un desafiante camino para convertirse en músico.

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“Encontré en la basura el mango de una guitarra y lo rescaté para poder practicar”

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Me llamo Lorenzo Felipe Morales y se me dice Lolo. Tengo 46 años. Nací en Argentina y actualmente vivo en la ciudad de Asunción. Concluí mis estudios hasta el sexto curso. Estoy casado con Digna Argüello y soy padre de dos niñas hermosas, Ximena y Maia.

Tuve una infancia bastante normal, con todo lo que eso representa; travesuras, jugar y salir a vagar por el barrio, volar pandorgas, trompo, balita balita, tuka'ê kañy, aprendí a nadar en el río, arroyos de Sapucái, entre otros. Puedo decir que mi infancia fue bastante feliz.

Mi mamá es una heroína en la historia de mis ocho hermanos: Jorge, Javier, luego vengo yo, Liz, Cinthya, Ruth, Vanessa y Walter. Ella siempre será mi mayor inspiración porque nos enseñó a saber cómo encarar el mundo de tal forma que tenemos una sólida formación como seres humanos y sabemos lo que es tener respeto por el prójimo.

Sabemos de sacrificios y de luchar por lo que queríamos y soñábamos, tanto que entendimos a temprana edad de compromisos y deberes para estar preparados en la vida. Siempre teníamos ropa limpia, una cama decente y comida caliente en la mesa. Provengo de una familia modesta, pero para mí teníamos un palacio que se llamaba hogar.

PASION POR LA MUSICA

Mi pasión por la música es algo innato, la amo desde que tengo uso de razón. Recuerdo una anécdota de las tantas que tengo. Vivíamos a una cuadra de una capilla llamada María Auxiliadora y todos los domingos de tarde pedía permiso a mi mamá para ir a la misa solo para verle ejecutar la guitarra a Fausto Rivas y su coro de la capilla. Nací con eso. A la guitarra siempre le tuve entre ceja y ceja, pero nunca tuve la posibilidad de estudiar ni de pedir a algún conocido que me enseñe.

Yo tenía que laburar de canillita, vendía el diario Última Hora porque a la mañana tenía que asistir a la escuela, después fui herrero y vidriero algunos años. Por eso practicar música desde chico no fue fácil para mí, porque a la par que estudiaba yo tenía que trabajar y tenía mis responsabilidades. Hasta que una vez fui caradura y me acerqué a un amigo que iba mucho a la Iglesia en San Antonio de Padua de Sajonia (Toti Chamorro) y ahí empieza mi historia como guitarrista.

Diría que Toti es mi referente musical porque sin su intervención en mi vida, no sería nada de esto posible por lo cual le hago llegar mi agradecimiento sincero.

PRIMERA GUITARRA

Una vez recuerdo que encontré en la basura el mango de una guitarra ya todo desgastado por el tiempo, lógicamente pensé en rescatarlo y lo llevé a casa para practicar. En ese tiempo me creía Slash. Ya una vez dentro del coro de la iglesia me entero que habían clases de guitarra los sábados de tarde comandadas por el profesor Denis Ríos y Walter Benítez, pero como yo trabajaba los sábados de tarde en la herrería a veces no podía asistir.

Un día el padre Ángel Arévalos que era el párroco en ese entonces, compró una guitarra para uso del coro y fue ahí donde presté la fotocopia con los acordes que se daba en las clases de guitarra y también secuestraba la guitarra para practicar en casa entre semana, en menos de dos meses ya tocaba en el coro y fue así como empezó mi carrera musical.

familia lógicamente en especial mamá, no estaba familiarizada con el sonido de las prácticas taciturnas, así que tenía que inventar un espacio y lugar para pulir mi práctica día a día. Una anécdota muy graciosa fue cuando me dijeron “Tereho na embopu paloma para colectivo pe mba‘e ¿Y a quien no le pasó? Por otro lado, mis amigos sabían que tener un músico en sus filas no solo era sumar, si no multiplicar panes, empanadas, gaseosas y es así que había apoyo, pero faltaba talento en ese momento.

Uno de los momentos más difíciles de mi vida fue un primero de marzo de 1998, porque se produjo el fallecimiento de mi hermano Jorge Daniel en un accidente, creo que nadie está preparado para perder a un ser querido, y menos un hermano, es algo que realmente marcó mi vida y de mi familia entera.

SUEÑOS

Yo siempre dije que los sueños no se cumplen, se realizan. Ya se materializó en mi vida uno de tantos, pero a medias, que fue tocar con Panchito Varona en persona. Pero hay muchos más por perseguir. En el año 2008 fundé la banda Los del Boulevard, que fue de común acuerdo con un grupo de amigos y se llamó así por la canción de Sabina, por el Boulevard de los Sueños Rotos. Antes de ser una banda ya veníamos juntándonos con los chicos a peñear cuando éramos todos vecinos.

Desde el 2003 que nos juntábamos a hacer música hasta que Gabriel (el cantante) vino en el 2008 a decirnos que teníamos un concierto tributo a Sabina y fue así que la banda da sus primeros pasos a principios de noviembre del 2008, debutando con los miembros Gabriel Espínola (Voz), Gustavo Areco (Bajo y voz), Mario Mieres (Teclados), Romina Mármol (Coros) y yo en la guitarra. Recuerdo que para esa noche habíamos preparado un repertorio netamente sabinero que terminó siendo corto para nuestra grata sorpresa. También contamos esa noche con unos poemas escritos por puño y letra de mi hermano Carlos Morales, fue una noche épica!

Hoy en día la banda cuenta con temas propios ya grabados y disponibles en distintas plataformas. Elegimos tocar Sabina por diferentes razones, por un lado la necesidad de conectar y conocer más fanáticos de la obra del flaco y por otra parte queríamos saber cómo se sentía formar parte de los escenarios de la noche asuncena y el repertorio sabinero nos facilitó un hueco entre tanta oferta musical de ese momento. El apoyo a los artistas en general siempre será importante y el Gobierno debería invertir no solo en lo económico, sino también en generar espacios donde los artistas puedan hacer llegar a la gente su arte en el Paraguay.

A los que quieran jugarse por la música le diría que no es un camino fácil, pero que a la vez trae un montón de momentos inolvidables que nos acercan a personas únicas y nos pone en lugares que de otra manera solo estarían en nuestros sueños. Me gustaría que algún día mis hijas estudien algún instrumento musical, es un muy buen pasatiempo y a la vez abre muchas puertas.

A la guitarra siempre la tuve entre ceja y ceja, pero nunca tuve la posibilidad de estudiar ni de pedir a algún conocido que me enseñe y no podía ir a clases porque trabajaba.

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