Por Andrés Colmán Gutiérrez y Justiniano Riveros
CONCEPCIÓN
A seis días de haber iniciado el gigantesco operativo Jeroviaha en San Pedro, Concepción y Amambay, no hay un solo detenido al que se le haya podido probar su participación en el ataque y quema del puesto militar de Paso Itá, Tacuatí, atribuido al grupo armado que se hace llamar Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Los seis dirigentes de la Organización Campesina del Norte (OCN) que fueron detenidos el domingo 11 en Kurusu de Hierro, y a quienes un portavoz del servicio de comunicación del Gobierno, recogiendo declaraciones del comandante de la Policía Nacional, comisario Viviano Machado, acusó que eran miembros del EPP y que tuvieron participación en el ataque al local militar, ayer quedaron desvinculados del caso por la fiscala Ninfa Aguilar, de Santa Rosa.
Tres de ellos, Crispín Fernández, Américo Fernández Romero y Néstor Damián Fernández, fueron liberados en la tarde de ayer, alrededor de las 17, luego de que el Ministerio Público no encontró evidencias comprometedoras en su contra.
Los otros tres, el veterano dirigente Sebastián Martínez Valenzuela, y sus hijos Alcides y Héctor Milciades Martínez, también quedaron desvinculados del caso del ataque al destacamento militar, pero como se hallaron requerimientos judiciales en contra de ellos por un caso de doble homicidio ocurrido en el 2007 en el asentamiento Nueva Fortuna, fueron trasladados a la comisaría de Horqueta, a disposición del fiscal Guillermo Ortega.
TORTURAS. Los tres Martínez fueron trasladados en un helicóptero desde el destacamento de Tacuatí, San Pedro, hasta la ciudad de Horqueta, Concepción, distante a 55 kilómetros, en un helicóptero de las Fuerzas Armadas.
La nave aterrizó en la cancha del Club Libertad de Horqueta cerca de las 20:20 de la noche del lunes, y los tres detenidos fueron llevados bajo un fuerte sistema de seguridad hasta la comisaría local, para luego ser vueltos a trasladar a la Fiscalía.
Mientras el dirigente Sebastián Martínez prestaba declaración ante el fiscal Guillermo Ortega, sus hijos pudieron conversar con la prensa y denunciaron haber sido torturados por comandos militares durante su permanencia en el destacamento de Tacuatí.
“Fuimos salvajemente torturados. Nos pusieron un hule negro por la cabeza hasta casi asfixiarnos. Nos daban golpes en la oreja. Casi nos estrangularon. Pero sabían hacer muy bien, sin dejar marcas. Querían hacernos confesar que somos miembros del grupo guerrillero, y que fuimos nosotros los que atacamos el destacamento, pero en la noche de Año Nuevo estuvimos farreando en nuestra casa, en Nueva Fortuna, y hay muchos testigos de eso”, declaró Alcides Martínez.
Crispín Fernández, uno de los liberados, también denunció haber sido sometido a tormentos. Declaró que le apretaron los testículos y amenazaron con meterle una linterna en el recto.
NIEGAN ABUSOS. El ministro Rafael Filizzola, durante una visita que realizó ayer al asentamiento Kurusu de Hierro, dijo que visitó personalmente a los seis dirigentes campesinos prisioneros y no encontró señales de que hayan sido torturados. El comandante Machado dijo que los dirigentes campesinos fueron arrestados en base a informes de pobladores, que los acusaban de haber participado en el ataque al destacamento y de poseer otros antecedentes criminales, pero admitió que no existían muchas evidencias.