“Bárbara es una mujer fuerte, una activista y una artista que reconoce la importancia de representar una visión no edulcorada de la historia de Los Ángeles”, dijo la supervisora del condado de Los Ángeles, Hilda Solís, en un comunicado obtenido por Efe.
“A través de este mural, Bárbara ayudó a aumentar nuestra conciencia social para apreciar más cuidadosamente y entender los problemas de los mexicanos y mexicano-estadounidenses que viven en Los Ángeles”, agregó.
Por su parte, Bárbara Carrasco aseguró que el museo es “un lugar maravilloso” para que su mural se vea de forma permanente como “un testamento visual de los problemas y éxitos que las comunidades diversas de Los Ángeles han experimentado”.
“Busqué durante muchos años un hogar para este mural. NHMLAC, al que venía cuando era una niña pequeña y también durante mi investigación para este mural, es el sitio perfecto”, añadió.
El mural, con unos 24 metros de largo y 6 de ancho, se instalará en un nuevo porche situado en la parte suroeste del museo, el lugar en el que culminará el tortuoso viaje que ha recorrido esta obra a lo largo de las décadas.
La odisea de la obra de Carrasco comenzó en la década de 1980, cuando la Agencia de Reurbanización Comunitaria de Los Ángeles (CRA, en inglés) le encargó realizar un mural que recogiera la historia de la ciudad para ser exhibido en el bicentenario de Los Ángeles (1781-1981).
La artista pintó un mural en el que destaca una mujer de tez oscura y una cabellera negra de la que se desprenden 51 escenas que relatan cronológicamente parte de la historia de la ciudad, con especial énfasis en los grupos minoritarios y la discriminación que sufrieron.
La CRA detuvo el proyecto cuando Carrasco se negó a que le censuraran 14 imágenes, entre ellas una que muestra el blanqueo del famoso mural “América Tropical” (1932) de David A. Siqueiros, otra sobre los disturbios “Zoot Suit” que afectaron a jóvenes chicanos en 1943 y una más sobre la muerte del periodista Rubén Salazar durante una marcha en 1970.
“Son hechos precisos, no me inventé nada: es ridículo que se considere controvertida la historia”, argumentó Carrasco en una entrevista con Efe en 2017.
Carrasco también integró en el mural otros oscuros episodios como los campos de concentración de estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial o la masacre de inmigrantes chinos en 1871 en Los Ángeles.
“En el mural están todos representados, mujeres, hombres, blancos, mexicanos, chinos, japoneses, afroamericanos; todos los que somos”, dijo.
Muchos años después, el mural fue recuperado en su forma original y reivindicado por su importancia artística y política en diversas exposiciones temporales.