Martín Almada llevaba 15 años buscando documentos para probar que había sido torturado por el régimen militar de Alfredo Stroessner en la década de 1970 y que su esposa había sido forzada a oír las grabaciones de sus sufrimientos.
Tres años después de la caída de Stroessner, hace 31 años, una mujer lo llamó y le aseguró que sabía dónde encontrarlos.
“Le dije que me visitara y que trajera un mapa en borrador”, recuerda Almada. “Me lo dio y me dijo que confiaba en que yo haría algo con él”.
Días después, Almada y un colega suyo, José Agustín Fernández, viajaron al lugar señalado en el mapa, una estación de policía en ruinas en Lambaré y se encontró con lo peor.
“El 22 de diciembre, descubrimos con el apoyo de la justicia y la prensa nacional e internacional tres toneladas de documentos: los llamados Archivos del Terror de la Operación Cóndor. En el mismo momento de su descubrimiento, se decidió su inmediato traslado al edificio de los tribunales de justicia. Desde entonces, nos esforzamos sin descanso por salvaguardar físicamente el archivo y, al mismo tiempo, por facilitar a los historiadores el acceso a su documentación. Este fondo documental permitió la adopción de una ley por la que se creó la Comisión de Verdad y Justicia, que al cabo de cuatro años de labor (2004-2008) confirmó los crímenes de la dictadura y produjo una serie de conclusiones y recomendaciones que se van a aplicar y servirán para consolidar el sistema democrático”, recuerda Almada en sus memorias escritas ante la Unesco.
Historia.
Nació en Puerto Sastre, Paraguay, el 30 de enero de 1937. Creció en San Lorenzo, en donde estudió, trabajó y promovió diversas iniciativas culturales, sindicales y políticas que tuvieron amplia resonancia social.
Estudió Pedagogía y después Derecho. Es el primer paraguayo que obtuvo su Doctorado en Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, en 1974. Cumplió funciones docentes en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Asunción y en la Cátedra de Política Educacional en la Universidad Argentina de La Plata.
Fue dirigente de la Asociación de Educadores en 1967 y 1969, además representó al magisterio nacional en reuniones internacionales. Dirigió el movimiento “Por un techo propio para cada educador paraguayo” y llevó una campaña que logró cumplir su etapa inicial con la construcción cooperativa de la Villa del Maestro en San Lorenzo; acción por la que luchó arduamente y que fue concebida para mejorar la situación de los trabajadores de la educación.
En materia educativa proporcionó a su pueblo la posibilidad de acceder a la educación mediante la creación del Instituto Juan Bautista Alberdi, que dirigió en cooperación con su esposa, Celestina Pérez, desde 1959 hasta 1974. Juntos con los otros docentes inició la transformación del Instituto en Cooperativa y la aplicación de una estrategia que posibilitaba la participación democrática, la autogestión y la educación socialmente productiva.
Su acción como sindicalista, la experiencia innovadora del Instituto Juan Bautista Alberdi y, de manera especial, la presentación de su tesis para el doctorado en Ciencias de la Educación, desataron una feroz campaña de persecución de la Dictadura de Alfredo Stroessner.
En efecto, la publicación del tesis doctoral Paraguay; Educación y Dependencia, obra en la que analizó la realidad social y educativa de Paraguay y en el que mostró de qué manera la educación paraguaya sirvió a la estructura política autoritaria, legitimó la economía y contribuyó a profundizar la pobreza.
Por ello, fue detenido y encarcelado en calabozos policiales y en el Campo de Concentración de Emboscada por el Régimen de Stroessner, entre 1974 y 1978. Su esposa murió como consecuencia de las torturas psicológicas a que fue sometida por la policía política. Al cabo de una prolongada huelga de hambre, logró su liberación con el apoyo de diversas instituciones, tales como el Comité de Iglesias y Amnesty International.
Asilo.
El gobierno de Panamá le brindó asilo político. En ese país, se desempeñó como investigador educativo del Centro de Estudios Latinoamericanos. Posteriormente, se radicó en Francia e ingresó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la que cumple funciones de experto en la sede de la UNESCO. Promovió la creación y el funcionamiento del Movimiento de Mujeres para la Democracia Paraguaya, organizado en Buenos Aires, Argentina, que se dedique a la educación cívica y la promoción de la participación femenina en la vida política.
Escribió libros, artículos y poemas bajo los seudónimos M. Zuñiga y José de Antequera (h), pero también bajo su propio nombre. Escribió su libro testimonial Paraguay: La cárcel olvidada, el País exiliado... que fue publicado en 1978. En 1986 la Confederación Mundial de Profesionales de la Educación (CMOPE) publicó su libro de poemas carcelarios Las manos vacías: testimonio de un maestro y un disco con el mismo titulo, bajo el seudónimo de José de Antequera (h). Escribió también bajo el mismo seudónimo las canciones de ToCorre, editadas en cassettes. Estas canciones consisten en información, denuncias y sátiras sobre la dictadura de Stroessner. En 1990 su libro Paraguay: Educación y proyecto nacional fue publicado en Paraguay. Desde 1978 trabaja como experto de la UNESCO, especializado en la problemática de la educación en relación con el medio ambiente y la pobreza de los países latinoamericanos.
Este viernes 22 se recordarán 31 años del hallazgo de los terroríficos archivos, en un momento actual de turbulencia política, cuando una mayoría coyuntural en ambas Cámaras del Congreso hacen y deshacen leyes a su conveniencia, con el fin de lograr impunidad, una palabra que hasta hoy día sigue siendo ley en nuestro país.