Según el reporte estadístico de la Dirección Nacional de Aduanas, durante el 2018 se importaron poco más de 116 mil unidades, de los cuales casi 74 mil fueron usados y 42 mil cero kilómetros.
En cuanto a los usados, el 92 por ciento de los importados fueron vehículos de más de diez años de antigüedad, logrados a través de una polémica sentencia de la Corte Suprema de Justicia en contra de la Ley 4333/11. Con más de 67 mil unidades, dejó lejos a los nuevos que llegaron a 42.000.
En el 2019, en el lapso de enero a noviembre, se observa que hubo una caída en los números de importación de cero kilómetros y los usados. Estos últimos apenas llegaban a poco más de cincuenta mil rodados, mientras los nuevos fueron de 30 mil. Según averiguaciones, lo que llegó en diciembre no aumentó significativamente la cantidad.
En concreto, los vehículos de más de diez años de fabricación se mantuvieron igual a la cabeza respecto a los nuevos y los que están en el segmento de antigüedad de diez años exigidos por la ley. Estos incluso fueron menos porque cayeron al 6%.
La importación de usados se mantendrá en vigencia y habrá consecuencias negativas para las industrias de autopartes paraguayas, luego de que el gobierno haya logrado un acuerdo automotor con el Brasil que dejó sin efecto la exigencia para que Paraguay deje de traer unidades de segunda mano. En principio, las industrias de autopartes se aprestaban a ser las víctimas, debido a que iban a tener que pagar aranceles y ya dejarían de ser competitivas.
De todas maneras, el debate sobre el exceso de vehículos de elevada antigüedad que siguen ingresando al país, apunta a ser siempre motivo de debate y polémica. Los importadores de este rubro lo defienden y dicen que solo falta que se implemente la inspección técnica vehicular correspondiente.
Los importadores de nuevos se mantienen en que los usados son los principales factores de aumento de la elevada contaminación ambiental que registra el área metropolitana y Capital.
