Los Beatles debutaron en The Cavern el 9 de febrero de 1961 en una sesión de mediodía (“lunch sesion”), que por entonces ofrecían algunos clubes a la hora del almuerzo.
El grupo actuó de 13.00 a 14.00 de la tarde y cobró cinco libras a repartir entre sus por entonces cinco miembros: John Lennon, Paul McCartney, George Harrison, Pete Best -sustituido después por Ringo Starr como batería- y Stuart Sutcliffe -quien abandonó la banda poco después-.
Los Beatles iniciaron ese día su larga residencia en el local del número 10 de Mathew Street -concebido originalmente como club de jazz-, en la que perfilaron su identidad musical y se prepararon su gran salto a una fama descomunal.
No fue hasta nueve meses después de su debut cuando acudió al local Brian Epstein, que les propuso representarles tras quedar impactado por su actuación, después de haber sido alertado de la existencia del grupo por un cliente de su tienda musical.
A Epstein se le atribuye la salida del batería Pete Best y también se le relaciona con el giro estético de los integrantes de la banda, que cambiaron sus chaquetas de cuero por corbatas; pero, sobre todo, consiguió un contrato discográfico para el grupo.
The Cavern Club se convirtió así en el escenario de un encuentro llamado a marcar la historia de la música moderna.
Los Beatles hicieron de este local santuario y sumaron cerca de 300 conciertos, entre las actuaciones de mediodía y las de la noche, ante una creciente y enfervorecida audiencia, precursora de la “beatlemanía” que se extendió poco después por todo el mundo.
La última aparición de los ídolos locales en su club de referencia se produjo el 3 de agosto de 1963, pocos meses antes de embarcarse en sus primeros proyectos en Estados Unidos.
Para entonces, los Beatles ya habían publicado su primer álbum, logrado sus primeros números uno (Please please me, From me to you) y estaban a punto de conquistar el mundo con She loves you y su irresistible yeah yeah yeah!.
Lejos de Liverpool, la banda cambió aquel escenario en forma de cueva de su ciudad natal por los grandes estadios, donde se reunieron miles de personas en los primeros conciertos multitudinarios de la historia del rock.
Testigo del ascenso a la fama de los Beatles y tras haber sobrevivido a varios periodos de cierre y a una demolición, “The Cavern Club” se convirtió en un epicentro de turismo musical en Liverpool, además de mantener su esencia con actuaciones eventuales de nuevos talentos musicales y de bandas tributo.
En enero de 1997, una estatua de John Lennon pasó a presidir la entrada del local, que en 2018 acogió un concierto de ney, quien durPaul McCartzante dos horas volvió a cantar sobre su escenario.
En la actualidad y como consecuencia de la pandemia, la mítica sala lucha por sobrevivir, y tal y como aseguraba en agosto a la BBC Bill Heckie, uno de los directores del local, las medidas sanitarias impuestas por Reino Unido han afectado a la sala, haciendo que perdiera unas 30.000 libras semanales (33.110 euros, más de USD 41.000).