14 feb. 2025

Los Brítez Buzó: “La familia es formadora de personas”

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Mercedes Brítez Süllow y Juan Carlos Buzó se casaron el 18 de diciembre de 1975.

Un amor a primera vista es la de la ex jueza y ex ministra de la Niñez Mercedes Brítez Süllow de Buzó y su esposo, Juan Carlos Buzó, que llevan juntos más de medio siglo, sumando experiencias y muchas anécdotas. Ella posteó en sus redes la pintoresca forma en que se conocieron, con detalles frescos en su memoria como en aquel 2 de febrero de 1971. “Nuestra amiga María Julia Rivarola (hizo de Cupido) me presentó un amigo de ella quien quería conocerme y como gancho, iríamos todos los amigos del barrio Sajonia a la fiesta de Itá, actuaban Los Ángeles Negros. Previo interrogatorio si reunía todos los requisitos del perfil el pretendiente, acepté conocerle. Una vez conseguido el permiso de mis padres, accedí ir a bailar acompañada de los Rivarola, Pérez y otros, todos iríamos en la combi del pretendiente como sardinas, pero felices la pandilla”, narra Mercedes.

Rememora que luego se presentó Juan Carlos, un joven de 21 años, que cursaba el cuarto curso de Arquitectura en Río de Janeiro: “Alto, buen físico (nadador), elegante, cortés, dueño de móvil que nos llevaría a todo el numeroso grupo de jóvenes de la misma edad a la fiesta”. Ella tenía 19 años y estaba cursando el segundo curso de Diplomacia en la UCA.

Ya en Itá, cuando llegaron a la fiesta, los amigos los dejaron solos, marcando hora y lugar de encuentro para volver. “Apenas llegamos, el atorrante de Juan Carlos me propone volver a Asunción e ir a bailar al África solos los dos, porque, según él, ahí no daba gusto. Le dije: ‘No podemos dejarles a nuestros amigos, ¿cómo van a volver?’”, recuerda entre risas la mujer al agregar que “el caradura tenía intenciones de avanzar rápidamente porque tenía los días contados, debía volver a Río a continuar sus estudios, me dijo: ‘No te preocupes, ellos se arreglan’, y hasta hoy no le perdonan la vuelta en ómnibus de madrugada a Asunción”, cuenta.

Volvieron a Asunción y bailaron en el África toda la noche. “El tipo bailaba una maravilla, desplegaba todas sus habilidades como el pavo real en plena conquista, avanzaba lentamente, pero con sutileza, piropos iban y venían. Al día siguiente, ya me visitó y, a la madrugada, me trajo una flor de serenata. Cuando salgo para agradecer, ahí nomás el atorrante me da un flor de beso, que me dejó sin aliento. ¡Woww!”, cuenta ella.

Como anécdota relata que al otro día la invitó a la costanera a tomar una gaseosa y cuando el mozo quiso cobrar la cuenta, le pidió que le prestara dinero porque se olvidó de su billetera.

Pronto se pusieron de novios. “Ese muchacho me enamoró con su sencillez, con su dulzura, su sensibilidad a los niños, siempre pendiente de mí, de un trato delicado (cualidades que no había encontrado en otros, así todas juntas), fue un flechazo fulminante. Los días teníamos contados; debía volver a Río, y así siguió nuestro noviazgo, viéndonos solo en vacaciones de invierno y verano hasta culminar su carrera. No había teléfono móvil, WhatsApp, ningún tipo de comunicación más que las cartas. Soñaba con el cartero que tocara el timbre para leer sus cartas de amor”.

LA BODA

Mercedes y Juan Carlos se casaron un 18 de diciembre de 1975, llevan 49 años de casados, casi cinco décadas en las que no todo fue fácil, pues a pesar de estar muy enamorados, era una relación a la distancia, se veían en cada época de vacaciones y las veces que Mercedes podía ir junto a él a Río gracias a su trabajo de azafata.

“Solía pagar a mis compañeras para coincidir con ese destino y vernos con Juan Carlos”, manifiesta entre risas. Juan Carlos se recibió, se instaló en Asunción y empezó a trabajar; mientras la ex ministra, tras recibirse de licenciada en Diplomacia, gestionó una beca de las Naciones Unidas para hacer el doctorado en España.

“Una vez que yo me recibía en el doctorado, ya iba a ingresar a trabajar para las Naciones Unidas. Gestioné la beca porque veía que él no se decidía a casarse y ya estábamos mucho tiempo de novios. Entonces, le dije: ‘Mirá, vos no te pronunciás y bueno, yo voy a tener que seguir mi carrera. Cuando gané la beca, se publicó en los diarios e inmediatamente se decidió a casarse. O sea que más o menos le puse entre la espada y la pared”, recuerda.

Luego vinieron los hijos, tuvieron dos varones y una mujer: Sergio, Juan Sebastian y María Betania. “A pesar de ser profesionales, no entendíamos absolutamente nada de la crianza de un recién nacido. Había sido que el niño no venía con un prospecto. Lloraba el bebé y yo lo primero que hacía es alzarle; en cambio, mi esposo me decía que le malcriaba, le acostaba aunque llore, previamente se aseguraba de que esté bien alimentado, limpio y a la cuna. Él se sentaba a lado con un diario a controlar al bebé. Eso fue muy simpático porque una vez no se dio cuenta de que tenía el periódico al revés”, rememora.

Cada uno tiene profesiones diferentes, él es arquitecto y ella abogada de familia y licenciada en Diplomacia. En su momento tuvo que renunciar a la carrera diplomática por su familia. “Ambos nos respetamos en cuanto a nuestras profesiones y nos acompañamos y ayudamos. Es esencial conocerle a la pareja y respetar sus gustos, como aceptar sus defectos, errores. Nunca provocar que el otro pierda el control, evitar los insultos y malos tratos”, dice.

Mercedes asegura que la vida de a dos no es fácil. Lo lindo es que ambos van madurando en la convivencia, cediendo, perdonando, conversando con mucha paciencia. “Ambos venimos de familias y costumbres diferentes, y no siempre es fácil ensamblar; generalmente, la mujer es la que trae las costumbres de su casa y el hombre se va adaptando. La familia es formadora de personas, ese es el gran desafío que tiene cualquier pareja en etapa de formación”, destaca la mujer.

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Mercedes Brítez Süllow y Juan Carlos Buzó se casaron el 18 de diciembre de 1975.

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La pareja que se conoció a través de un complot entre amigos, hace más de medio siglo, disfruta de la vida familiar.

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