25 nov. 2024

Los centros culturales batallan para sobrevivir durante la cuarentena

Los centros culturales de Asunción sufrieron el golpe de la cuarentena al suspenderse las actividades para evitar las aglomeraciones. Los propietarios tuvieron que rebuscarse para pagar alquileres y otras cuentas, pero esperan la exoneración de las facturas de ANDE y la Essap.

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Literaity realiza un programa vía pagos por medios electrónicos para obtener fondos.

Foto: Literaity.

La cuarentena obligatoria decretada en marzo prohibió reuniones de todo tipo, lo cual afectó severamente a los centros culturales por donde artistas del underground acostumbraban a pasar.

Son espacios que impulsan el arte de cualquier tipo y en los últimos años, para fortuna de los que buscan otras opciones, se fueron multiplicando, sobre todo en el centro de Asunción.

Pero la pandemia del Covid-19 fue un mazazo para los planes que tenían, debido a que muchos subsisten de las actividades que hacen cada cierto tiempo. Con la cuarentena inteligente el panorama no cambió, ya que hasta agosto solamente se habilitaron el autocine y autoteatro.

Literaity es un lugar que nació como un espacio para poetas a fines del 2017. “Estaban en búsqueda de un lugar donde desarrollar su actividad artística porque sentían que no había ningún lugar en Asunción que representara la poesía y la literatura, más que nada”, expresa Esteban Corti, uno de los miembros de ese espacio.

Una de las últimas actividades realizadas en Mango Tango antes de la cuarentena.

Una de las últimas actividades realizadas en Mango Tango antes de la cuarentena.

Foto: Mango Tango.

Indica que con las actividades que realizaban por lo menos salvaban las cuentas de la luz y el agua, debido a que no eran muy lucrativas. La pandemia les cortó una serie de actividades de verano, pero también les cortó el trabajo a muchos de los miembros debido a que trabajaban en la industria cultural. “Varios habitantes de la casa quedamos sin ingresos”, agrega.

Para poder sobrevivir a lo que implica la cuarentena tuvieron que hacer un show online denominado Está todo cocinado, el primer desinformativo gastronómico, cultural y poético del Paraguay. Es una especie de parodia de los programas de comida que se puede ver por Facebook.

La actividad online tiene números de lectura de poesía, música y otros para darle pantalla a las personas que forman parte de la historia de la casa. Se trabajó con pagos por medios electrónicos y otros aportes privados para poder generar dinero que les ayude a salvar las cuentas. Recientemente lograron ser seleccionados en una plataforma de apoyo al arte emergente, lo cual les dio un respiro económico.

Por otro lado, otros centros culturales como Mango Tango tuvieron que fortalecer otros aspectos como la comida para llevar y el delivery. Ya el lugar ofrecía comidas durante las actividades que realizaban, pero con la cuarentena se tuvo que concentrar en ofrecer comidas, con un menú vegano.

Paty Latorre, una de las encargadas del lugar, explica que se pudo sostener “tranquilamente” hasta julio, pero a partir de ese mes nuevamente tenían que pagar el alquiler completo, más lo exonerado por la ley de alquileres aprobada en medio de la cuarentena. Esta medida exoneraba el 40% de la renta por los meses de abril, mayo y junio, pero se debe financiar para los meses posteriores.

La Casa 1073 tuvo que suspender los cursos presenciales.

La Casa 1073 tuvo que suspender los cursos presenciales.

Foto: La Casa 1073.

Recuerda que el primer mes de la cuarentena se atrasaron con el alquiler y la dueña les pidió que se retiren. Sin embargo, se plantaron con la nueva normativa y entonces pudieron seguir en el sitio. “Por ahora le estamos pagando en arreglos de la casa”, añade Latorre.

Por otro lado, manifiesta que “es muy loco pasar de una casa que tenía a tanta gente pasando y haciendo música o talleres, a absolutamente nada”. “En parte nos dio una pausa para recalcular nuestras movidas, pero extrañamos mucho tener gente acá tocando y escuchando música”, sostiene.

Afortunadamente, también quedaron seleccionados en el concurso que les otorgó dinero para apoyar el espacio. Para Latorre fue un gran alivio.

En otros casos, hubo centros que tuvieron que adaptarse a los nuevos modos de impartir talleres, pero no les es tan rentable, como sucede con La Casa 1073. Rodrigo Emmanuel señala que tuvieron que suspender las clases presenciales de tango, de oratoria y ñanduti, como las obras y ensayos de teatro.

Nota relacionada: Mazzoleni sobre retroceso en fases de la cuarentena: “Es la última opción”

“Tuvimos que ver una manera como para seguir teniendo el espacio y eso era ir a la plataforma online con los cursos que nos permitían”, expresa. Pero fue difícil para ellos por la incertidumbre, sobre todo porque no recibieron ayuda del Estado, en este caso de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC).

Actualmente, hay un pedido a la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) y a la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) por parte de la SNC para la exoneración de las facturas.

Al respecto, el director general de Diversidad, Derechos y Procesos Culturales, Humberto López, manifiesta a Última Hora que la Red de Centros Culturales del Casco Histórico (Red Escucha) gestiona la exoneración.

Sin embargo, explica que el proceso es que primero se envía una nota al presidente de cada empresa estatal con la firma del ministro de Cultura, Rubén Capdevila, y esta semana tendría que haber respuesta.

Destaca que la SNC considera a los centros culturales, a nivel país, como “aliados claves para el proceso cultural en Paraguay”. “Queremos fortalecer espacios a nivel nacional”, agrega.

A la espera de esta exoneración, las declaraciones de los representantes de cada centro cultural coincidieron en que son espacios necesarios por la educación, la cultura y el arte.

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