“Los chimpancés adolescentes se enfrentan, en cierto sentido, a la misma tempestad sicológica que los adolescentes humanos”, dijo la investigadora principal Alexandra Rosati, profesora asociada de Sicología y Antropología en la Universidad de Michigan.
Los autores de la investigación publicada en línea en el Journal of Experimental Psychology descubrieron que “varias características claves de la sicología adolescente humana también se observan en nuestros parientes primates más cercanos”, dijo Rosati sobre unos animales cuyo ADN coincide en un 98,6% con el del hombre.
Según un comunicado de prensa, la adolescencia de los chimpancés, que pueden vivir hasta los 50 años, se da entre los 8 y los 15 años y al igual que los humanos, muestran cambios rápidos en los niveles hormonales, comienzan a formar nuevos lazos con sus compañeros, se hacen más agresivos y compiten por el estatus social.
Los investigadores realizaron dos pruebas a 40 chimpancés nacidos en la naturaleza que viven una reserva en la República del Congo.
En la primera prueba los chimpancés adolescentes y adultos podían elegir entre dos recipientes: uno contenía siempre cacahuetes, un alimento que les gusta mucho, y el otro o una rodaja de pepino, que no les agrada, o una rodaja de plátano, que les encanta.
Los chimpancés podían ir a lo seguro y obtener los cacahuetes o bien arriesgarse por algún codiciado plátano a riesgo de terminar con un pepino poco apetecible.
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Se registraron las reacciones emocionales y las vocalizaciones de los chimpancés, incluidos gemidos, gritos, golpes en la mesa o rasguños, además de recolectar muestras de saliva para rastrear los niveles hormonales.
Durante varias rondas de la prueba, los chimpancés adolescentes eligieron la opción arriesgada con más frecuencia que los adultos, pero ambos tuvieron reacciones negativas similares cuando recibieron pepino.
En la segunda prueba, inspirada en la llamada “prueba del malvavisco” que se realiza a niños humanos, los chimpancés podían recibir una rodaja de plátano de manera inmediata o esperar un minuto para recibir tres y no hubo diferencias en el porcentaje de unos y otros que optaron por lo segundo.
Los adolescentes humanos tienden a ser más impulsivos que los adultos, por lo que es más probable que acepten la recompensa inmediata, dice la investigación.
“Investigaciones anteriores indican que los chimpancés son bastante pacientes en comparación con otros animales y nuestro estudio muestra que su capacidad para retrasar la gratificación ya está madura a una edad bastante temprana, a diferencia de los humanos”, dijo Rosati.
Sin embargo, los chimpancés adolescentes no estaban contentos con la espera de las rodajas de plátano adicionales y tuvieron más berrinches durante el retraso de un minuto que los chimpancés adultos.
El comportamiento arriesgado tanto en los chimpancés adolescentes como en los humanos parece estar profundamente arraigado biológicamente, pero el aumento del comportamiento impulsivo puede ser específicos de los adolescentes humanos, dijo Rosati.