Se cumplen dos décadas del peor atentado terrorista que sufrió en su historia los Estados Unidos. Dos aviones secuestrados en pleno vuelo, el 11 de American Airlines y el 175 de United Airline, se estrellaron contra las emblemáticas Torres Gemelas de Nueva York.
En aquella ocasión, en el World Trade Center (WTC) en el bajo Manhattan, 2.753 personas murieron a causa del impacto y el posterior colapso de las gigantescas estructuras edilicias.
Entre las víctimas fueron encontrados dos ciudadanos paraguayos que habían viajado a ese país en busca de mejores oportunidades laborales. Uno de los compatriotas fue Obdulio Ruiz Díaz, quien era un arquitecto que tenía tres sueños: tener un buen trabajo, una familia y un buen hogar.
El paraguayo era dibujante y jefe de proyectos en una empresa de Nueva York, que tenía sus oficinas en el World Trade Center (WTC), en donde se encontraba esa mañana en el momento de los atentados.
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El hombre se casó con Rosa Villalba, una ciudadana paraguaya con quien tuvo tres hijos, Vanessa, de 10 años, Pamela, de 8, y Brian, de 6, en el momento de su deceso.
El otro paraguayo que perdió la vida hace 20 años en el trágico atentado fue Charlie Samaniego, quien se desempeñaba como corredor de bolsas y se encontraba en aquella ocasión en el piso 104 en el WTC.
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Su hermano Luis Samaniego había manifestado que para ellos fue “terrible el desenlace de aquella mañana”. Recordó que en aquel momento también estaba en EEUU y luego del rescate del cuerpo de su hermano retornó a nuestro país. Aseguró que la tragedia marcó su vida y la de su familia.
Los dos ciudadanos paraguayos muertos en los atentados pasaron a conformar una larga lista de víctimas de más de noventa países, que en su mayoría fallecieron en el suceso.
La paraguaya sobreviviente
La paraguaya Lourdes Frutos trabajaba en el piso 78 de la Torre Norte, 16 pisos debajo de donde impactó el primer avión. En el 2015 ella relató la terrible escena que le tocó enfrentar. Para ella, el 11 de setiembre es la fecha de su segundo cumpleaños por haberse salvado en la tragedia.
Frutos, al igual que sus compañeros, pensaron que se trataba de un terremoto y comenzaron a bajar las escaleras de emergencias. Unos lo tomaban de manera jocosa, mientras que otros no aguantaban estar encerrados. A medida que descendían, se iban cruzando con bomberos que subían a rescatar a las personas que no podían bajar por sí solas.
Cuando llegaron al entrepiso, ya podían ver los cuerpos de las personas que se habían lanzado al vacío para evitar morir quemadas. Cuando ya faltaba poco para llegar a la salida, los compañeros de trabajo se tomaron de las manos y siguieron caminando hasta que sintieron una fuerte ráfaga de viento.
Ella quedó en posición fetal en medio de la oscuridad, pero debía salir con vida, especialmente por su hijo de 5 años, que entonces estaba en Paraguay. Se levantó y vio cómo una luz tenue se le acercaba, era un bombero, a quien recuerda como su ángel, quien tenía la cara ensangrentada.
Frutos se aferró a él hasta encontrar la salida. Cuando la encontró, el hombre le indicó que saliera, pero él volvió a ingresar. Ella comenzó a correr hasta sentirse segura fuera del edificio.
Acto conmemorativo
La ciudad de Nueva York inició este sábado los actos de conmemoración de los atentados del 11S con una solemne ceremonia en el lugar en el que estaban las Torres Gemelas, a la que acudieron algunos de los familiares de las cerca de 3.000 víctimas, así como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los ex mandatarios Barack Obama y Bill Clinton.
En una soleada mañana, como la que se vivió aquel 11 de setiembre de 2001, la ceremonia comenzó con el desfile de representantes de los servicios de emergencia portando una bandera estadounidense, tras lo que el Young People’s Chorus de Nueva York entonó el himno nacional.
Después de un momento de silencio a las 8.46 local (12.46 GMT), cuando el primer avión impactó una de las torres, Mike Low, padre de una de las azafatas que volaba en él, pronunció un corto discurso, que marcó el inicio de la lectura de los nombres de las víctimas.
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Pese a que cientos de familiares estaban presentes en la ceremonia, que mostraban fotos de sus seres queridos, algunos de los allegados de las víctimas no pudieron acceder al acto, en el que había fuertes medidas de seguridad, informó la agencia de noticias EFE.
Junto a ellos, cientos de personas más se acumulaban en los aledaños del memorial del 11S, muchas de ellas portando rosas rojas y banderas estadounidenses en señal de respeto a las víctimas.