15 ene. 2025

Los encantos y desencantos de Asunción

Nuestra ciudad capital, Asunción, también llamada por los mismos españoles Madre de Ciudades, celebra 487 años de existencia. Según datos de históricos, el primer nombre que recibe –casi a mediados del 1500– es el de Puerto y Casa Fuerte de Nuestra Señora Santa de la Asunción, razón por la cual dicha advocación mariana es proclamada como su patrona.

La fundación del fuerte que daría vida a la ciudad de Asunción se llevó a cabo en el territorio de los Carios, una de las tribus guaraníes que ocupaban la región.

Como toda capital tiene sus encantos y también va acumulando desencantos. Con 117 km², está dividida en 68 barrios y si bien solo registra oficialmente un poco más de 500 mil habitantes, a ella ingresan diariamente más de un millón y medio de personas del área metropolitana y Central.

Sus barrios tienen gran diversidad. Desde los más populosos y populares, pasando por el microcentro, con sus edificios históricos y emblemáticos, hasta aquellos, como Villa Morra y el eje corporativo, caracterizados más por su infraestructura moderna y la alta inversión inmobiliaria y de servicios que muestran.

El río Paraguay, cuyas orillas aún deben ser recuperadas en forma plena por la ciudadanía, otorga un toque especial a la ciudad, sobre todo desde las Costaneras, que permiten su disfrute y descubrimiento.

Extranjeros (principalmente youtubers) que la han visitado, señalan –en pocas palabras– que en Asunción “todavía se respira”, en comparación a capitales más saturadas, y que entre la gente aún no se percibe “el ritmo frenético” que forma parte de la vida cotidiana en las grandes ciudades.

Asunción está “regada” de árboles, muchos de ellos frutales, además de los impactantes lapachos; en veredas, plazas y hasta en medio de algunas avenidas.

Pero también tiene sus desencantos. Veredas destruidas, baches por doquier, áreas del microcentro abandonadas y sin iluminación, escasas paradas de buses, zonas inseguras, bicisendas destruidas y sin control, entre otros tantos “desencantos”.

A estos se suma la realidad de una Municipalidad en quiebra y con denuncias sobre destino de millonario fondo de bonos.

Una Comuna con superpoblación de funcionarios, sin capacidad de realizar algún tipo de inversión para recuperar sus calles y edificios abandonados, mejorar plazas y ordenar el tránsito.

Tenemos una ciudad golpeada por el crac. Por ello urge trabajar coordinadamente con los organismos pertinentes para contener el microtráfico y sus víctimas, que generan gran parte de la inseguridad y sensación de marginalidad en varios espacios del centro de la capital.

Considerando la crítica situación financiera de la Comuna y su incapacidad de responder a muchas de las necesidades de la ciudadanía, la opción que tienen contribuyentes es la cooperación del sector privado, como, de hecho, ya se tiene experiencia con iniciativas tipo AMCHA y la recientemente conformada Codeasu, integrada por organizaciones gremiales, empresariales y culturales, que buscan promover actividades que puedan resucitar a la ciudad.

A esto habría que sumar algún tipo de apoyo del Gobierno Central, teniendo en cuenta que se trata de la capital de la República, centro de operaciones de los poderes del Estado, ministerios, instituciones de servicios, destino laboral para miles de ciudadanos y punto obligado para el turismo.

Asunción tiene muchas falencias y necesidades, así como desafíos. Y quizás uno de los más importantes es que los asuncenos y contribuyentes vuelvan a recuperar una estima y orgullo por la ciudad y por pertenecer y habitar en ella.

Hay que recuperar los encantos de la capital del país; volver a descubrirlos, revalorizarlos, potenciarlos. Aunque parezcan ausentes o inexistentes, están ahí, como en toda ciudad.

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