02 dic. 2024

“Los golpes vinieron de costado y a traición”, recuerda Benjamín Zapag

Benjamín Zapag, el hijo de Raúl Zapag, ex presidente del Club Cerro Porteño, finalmente pudo ir a declarar ante el Ministerio Público y derivó la responsabilidad de la agresión a Héctor Grau, quien ya está con prisión preventiva.

Detalló que el joven Marcelo Fretes, también procesado, le hizo un grito amenazante antes de la fuerte golpiza.

El joven tuvo que ser sometido a una cirugía por fractura de mandíbula.


El 6 de noviembre del 2022, me encontraba con un grupo de amigos en el bar Morgan Warehouse de Asunción… Con amigos de mi colegio, son varios. Estaban conmigo en la mesa.
Siendo aproximadamente las 03.00 horas ingresé al baño del precitado local… fui solo al baño y detrás mío ingresó un amigo, compañero de mi colegio… Cuando iba a salir del mismo, una persona con barbita que se encontraba recostada por la pared interior, al lado de la puerta del baño. Me sale al paso y me grita: “¡Ah!”, a lo que yo le pregunto qué pasa, con la intención de saber por qué me gritó de esa manera, y él me vuelve a gritar: “¡Ah!”, ambos gritos con tono amenazante.
En ese momento recibí directamente golpes de puño en la cara, de una persona que no era quien me gritó. Los golpes vinieron de costado y a traición. Yo no esperaba esto y tampoco estaba preparado. Me agarró la cara, del lado izquierdo, lado del rostro donde recibí los golpes, alcé la mirada y vi que la persona que me agredió tenía una remera amarilla, y me retiré del baño. Quiero señalar que en ese momento no conocía a ninguno de los agresores; posteriormente me enteré que la persona que me gritó fue Marcello Giovanni Fretes Laterra y la persona que me pegó fue Héctor Iván Grau Arroyo.
Fui junto a mis amigos a la mesa que teníamos dentro del bar. Al llegar, me tiro en la silla, es como un sofacito pequeño, que hay en casi todos los bares. En ese momento, el dolor ya era muy intenso. Mi compañera Anita Arce me pregunta qué me pasa y le digo que me pegaron en el baño. Ahí todos mis amigos se acercan a preguntarme cómo estaba y qué pasó, y les digo que no sabía quién era la persona, que no la conocía, pero que tenía una remera amarilla. Anita y otro compañero, Sebastián González, me ayudan a levantarme para salir del local.
Ya afuera del mismo, mi chofer se comunica con mi padre para comentarle que me golpearon, y mi padre le dice que me lleve directamente a mi casa, todo el camino tuve muchos mareos y empecé a sangrar por la nariz y la boca. Al llegar a mi domicilio mi madre me preguntó qué pasó y le dije que me pegaron. Entré al baño a darme una ducha, donde vomité y el sangrado no paraba. Le dije a mi mamá que el dolor era insoportable, por lo que me llevaron al Sanatorio Migone.
Al llegar me tiro en una silla de ruedas para que me atiendan y luego de varios análisis, me dijeron que me habían roto el hueso de la cara y otras partes, con términos médicos que no recuerdo, y debía entrar de urgencia a cirugía.

“Mi corazón de madre se partió”, había relatado la mujer
Benja nos explicó lo que le había pasado, y que en realidad no fue una pelea, sino que fue agredido. Entonces le metí a la ducha, porque su nariz no paraba de sangrar. Lo lavé y le puse hielo; ahí comenzó a vomitar y me dijo que no aguantaba el dolor. Ante tal situación, decidimos ir al Migone.
Nos recibieron y nos dijeron que teníamos que hacerle una tomografía. Por el camino hasta el tomógrafo en la silla de ruedas me pedía disculpas por lo que estaba pasando, jamás me imaginé que mi hijo tendría la cara destrozada por dentro.
Cuando volvimos a la sala de recuperación la médica de guardia se acercó y nos explicó los resultados de las imágenes de la tomografía (Ahí mi corazón de madre se partió). El Dr. Rubén Ayala nos dijo que la operación duraría aproximadamente unas dos horas y media. Esas horas fueron las horas de espera más largas de mi vida; mientras esperábamos, recibimos una llamada de la sala de operaciones, era el doctor avisando que la operación iba a durar más tiempo, porque al abrir la cara, notaron que la situación era peor de lo que se apreciaba en la imagen de tomografía. En ese momento me entró una desesperación y una impotencia.
Durante esos días de la internación, empezamos a recibir un montón de mensajes de apoyo. Nosotros al principio no entendíamos cómo Benja había salido caminando y logró llegar hasta la mesa de sus compañeros, luego de haber recibido semejante golpiza. No quiero ni imaginar lo que hubiese pasado con Benja si él no lograba escapar de sus agresores.

HABLÓ. Víctima de brutal agresión declaró ante el fiscal Juan Carlos Ruiz Díaz y detalló lo sucedido.