Dicha autorización se ha suspendido provisionalmente, sólo durante este fin de semana, a la espera de que algún zoológico colombiano se haga cargo de los animales, según el director de la Corporación Regional de Antioquia (departamento del noroeste colombiano), Luis Alfonso Escobar.
La controversia en torno a estos animales procedentes de África se desató en junio pasado cuando cazadores y soldados dieron muerte a un hipopótamo que había escapado en 2006 de la Hacienda Nápoles. EFE/Archivo | Ampliar imagen
El problema es qué hacer con los más de 20 hipopótamos que se han reproducido en las riveras del río Magdalena.
La controversia en torno a estos animales procedentes de África, que el capo de la droga llevó hasta la región de Medellín a principios de los años ochenta, se desató en junio pasado cuando cazadores y soldados dieron muerte a un hipopótamo macho que había escapado en 2006 junto a una hembra de la Hacienda Nápoles.
La hembra y una cría, que nació y creció en libertad en estos últimos años, siguen deambulando por la localidad de Puerto Berrío.
La Hacienda Nápoles, que fue propiedad de Pablo Escobar y hoy es un destino turístico, tiene una extensión de 3.000 hectáreas, alberga hoteles, 20 lagos artificiales, una pista de aterrizaje para aviones Hércules e incluso una réplica de la avioneta con la que Escobar sacó de Colombia su primer alijo de cocaína.
De entre todas las excentricidades reunidas en Nápoles, una de las más atractivas es el zoológico que el extinto jefe del cartel de Medellín nutrió con más de 1.500 especies animales importadas de distintos lugares del mundo a golpe de soborno.
Desde el abandono y posterior expropiación de la Hacienda Nápoles por el Estado colombiano, algunos ejemplares escaparon del recinto, como estos hipopótamos, otros fueron robados y algunos murieron por falta de cuidados.
Aún así, las labores de rehabilitación permitieron que en la ostentosa propiedad se reprodujeran ecosistemas de peces, mariposas, reptiles y aves, así como una comunidad de hipopótamos.
A partir de la huida de los dos hipopótamos comenzó la lluvia de denuncias de destrozos de cultivos, pesca y ganadería por parte de pescadores y campesinos de Puerto Berrío.
“Se trató de abordar una doble estrategia: por un lado se controlaría a los 22 hipopótamos que quedan en la Hacienda Nápoles y por otro se definiría el manejo, captura y reubicación de los ejemplares”, explicó a Efe la viceministra colombiana de Medio Ambiente, Claudia Mora.
Pero los zoos colombianos rechazaron la reubicación de esos mamíferos gigantes por los elevados costos de mantenimiento y las dudas sobre su estado de salud, por lo que tras dos años de debate la Fundación Vida Silvestre Neotropical solicitó a las autoridades medioambientales un “permiso de caza”.
El Ministerio autorizó dicho permiso, decisión que -según Mora- se ajusta a situaciones en las que especies exóticas provocan “un efecto negativo de gran magnitud social, como los hipopótamos, que transmiten enfermedades a la fauna nativa y están calificados como altamente peligrosos”.
El ex ministro de Ambiente Juan Lozano mostró su desacuerdo con la orden de caza y observó que “el esfuerzo tiene que ser para recuperarlos, no para montar un espectáculo, ya no de tiro al blanco sino de tiro al hipopótamo”.
Las organizaciones protectoras de animales han liderado las críticas a esta iniciativa del gobierno y han llamado a la comunidad internacional para que acojan a la hembra y a su cría.
De acuerdo al director de la Corporación Regional de Antioquia, se han recibido en los últimos días algunas ofertas de zoológicos para recibir al menos a uno de esos animales, entre ellos el de la sabana de Bogotá.
Esta sería la última oportunidad que tienen los hipopótamos de Pablo Escobar para salvar su vida.