Aunque Pedro Pascal, gran estrella del momento y coprotagonista de este “western gay” junto a Hawke, no pudo acudir a la cita francesa por encontrarse rodando la segunda parte de Gladiador, los curiosos congregados en torno al Palacio de Festivales de Cannes no dejaron de aclamar al resto de actores y, muy especialmente, al realizador manchego, muy querido en Francia.
Completaron el escuadrón almodovariano Manu Ríos, Jason Fernández, José Condessa y George Steane, casi todos vestidos enteramente de negro.
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El desfile de las estrellas de Extraña forma de vida se produjo apenas unas horas después de la sesión de estreno del cortometraje en una sesión especial fuera de competición, durante la alfombra roja que sirvió de antesala a la proyección estrella de la noche: Monster, cinta en liza por la Palma de Oro de Hirokazu Kore-Eda.
En el estreno de Extraña forma de vida, todo el auditorio se puso en pie para celebrar el que es el segundo cortometraje en inglés del director manchego y que explora la relación de dos cowboys, complicada por un asesinato.
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“Los dos cortos —dijo en referencia a La voz humana, con Tilda Swinton, y a este western—, además de ser dos caprichos que me he podido permitir y que me ha dado mucho gusto y mucha libertad hacerlos, también eran ensayos para ver cómo me movía en la lengua”.
Extraña forma de vida está rodada con el reconocible estilo preciosista de Almodóvar, lleno de detalles, y fue un proyecto surgido de una propuesta de Anthony Vacarello, el director creativo de Yves Saint Laurent, que actúa como productor del filme y que quería trabajar con el realizador manchego.