Un equipo científico de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (EEUU), identificó un mecanismo para la reparación de los cartílagos que es más fuerte en los tobillos que en otras partes del cuerpo como las caderas.
Este hallazgo podría conducir a tratamientos para la osteoartritis, común en edades avanzadas y que lleva a la pérdida de cartílagos en las articulaciones y la deformación de huesos.
“Creemos que un entendimiento de esta capacidad regenerativa en los humanos similar a la de las salamandras y de los componentes críticos que nos faltan en este circuito regulatorio, podría proporcionar la base para nuevos enfoques para reparar los tejidos de las articulaciones y posiblemente miembros humanos completos”, dijo una de las autoras del estudio, Virginia Byers Kraus.
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Los científicos diseñaron un método para determinar la edad de las proteínas usando los “relojes moleculares” internos de los aminoácidos que se convierten de una forma a otra con una regularidad predecible.
Mientras que las proteínas recién creadas tienen pocas o ninguna conversiones de aminoácidos, las más viejas tienen muchas.
La comprensión de este proceso permitió que los investigadores usaran la espectrometría de masas - una técnica de análisis que determina la distribución de moléculas en una sustancia- para identificar cuándo las proteínas claves en el cartílago humano, incluido el colágeno, eran jóvenes, adultas o viejas.
Así descubrieron que la edad de un cartílago depende, en gran medida, de en qué parte del cuerpo está ubicado. El cartílago en los tobillos es joven, en las rodillas es de edad mediana y en las caderas es tejido viejo.
Esto explica, en parte, por qué las lesiones que las personas sufren en las caderas y en las rodillas requieren más tiempo para sanar que las que ocurren en los tobillos y a menudo derivan en artrosis, en tanto que las del tobillo sanan más pronto y conducen a la osteoartritis con menos frecuencia.
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La relación entre la edad del cartílago humano y su lugar en el cuerpo es similar a la manera en que ocurre la reparación de miembros en ciertos animales que regeneran más rápido los más lejanos como las patas o la cola.
Los investigadores encontraron que este proceso lo regulan moléculas llamadas microARN (ácido ribonucleico) que son más activas en animales conocidos por su habilidad para reparar extremidades, aletas o colas, como las salamandras, el pez cebra, peces de aguas dulces en África y algunas lagartijas.
“Fue muy excitante descubrir que los reguladores de la regeneración en las extremidades de la salamandra parecen ser, también, los que controlan la reparación de tejido en las articulaciones humanas”, dijo Ming-Feng Hsueh, el autor principal del artículo.