La Defensa Civil identificó 23 municipios paulistas con focos activos de incendio, cuatro más que la noche del jueves.
Las llamas llegaron incluso a barrios periféricos de la ciudad de São Paulo, la capital regional, donde los bomberos tuvieron que actuar para apagar un incendio desatado cerca de una gasolinera.
El Gobierno de São Paulo ha creado un gabinete de crisis para hacer frente a la ola de incendios, que comenzó el mes pasado y ha obligado a movilizar a unos 15.000 efectivos, entre bomberos, policías, agentes de la Defensa Civil y voluntarios.
Sepa más: Sudamérica acumula en este 2024 el mayor número de incendios forestales en 15 años
Como medida de prevención, también cerró 81 unidades de conservación e intensificó la limpieza de los márgenes de las carreteras.
En paralelo, lanzó un paquete de ayudas económicas a los agricultores afectados, pues las llamas han arrasado áreas de cultivo de caña de azúcar y café.
Las autoridades brasileñas sospechan que la gran mayoría de los incendios son intencionales y, en este sentido, han detenido hasta el momento a 20 personas acusadas de prender fuego en zonas de vegetación.
En agosto pasado, el estado de São Paulo registró 3.612 focos de incendio, frente a los 352 reportados en el mismo mes de 2023, y en lo que va de septiembre ya se han contabilizado unos 1.500, según datos oficiales.
Lea más: Miles de animales y especies endémicas han muerto por los incendios forestales en Bolivia
Río de Janeiro y Minas Gerais, también en la región sureste, también lidian estos días con incendios forestales difíciles de combatir por la baja humedad y las altas temperaturas.
Aunque la sequía, la peor desde 1950, está castigando con especial virulencia la Amazonía y el Pantanal.
En el mayor bosque tropical del planeta, la crisis hídrica ha dejado a varios ríos en sus niveles más bajos de la historia y ha aislado a decenas de comunidades rurales, dificultando la llegada de alimentos y medicamentos, además de favorecer la propagación de incendios.
El Pantanal, el vasto humedal que Brasil comparte con Bolivia y Paraguay y que depende directamente de la humedad que llega de la Amazonía, también vive una ola de incendios que amenazan los santuarios ecológicos que alberga la región.
Fuente: EFE.