29 abr. 2025

Los Juegos de la esperanza iluminan

Tokyo 2020 se inauguró un año después con mensaje de tolerancia y superación para la pospandemia.

Los Juegos Olímpicos más esperados de la historia, tras ser aplazados hace un año por la pandemia, quedaron oficialmente “abiertos” por el emperador japonés Naruhito y el pebetero, encendido por la tenista Naomi Osaka, ya ilumina el cielo de Tokio, después de una ceremonia sin público en el Estadio Olímpico y con restricciones en el tradicional desfile.

La ceremonia tuvo lugar ante menos de 1.000 personalidades y dirigentes para minimizar los riesgos de la pandemia del Covid-19, en un estadio con capacidad para 68.000 personas.

En un mundo que sigue viviendo pendiente del Covid-19, la ceremonia tuvo un aire menos festivo al habitual, muy lejos del que se vivió en el 2016 en Río a ritmo de samba. “Declaro abiertos los Juegos de Tokyo”, pronunció solemnemente el emperador Naruhito, según la fórmula consagrada para la ocasión, en lo que ya se han bautizado como los “juegos de la pandemia”.

Esta vez se usó el alfabeto japonés más conocido como hiragana, para el desfile de las delegaciones, en donde Paraguay marcó presencia con sus abanderados, la tenista Verónica Cepede y el golfista Fabrizio Zanotti. Entre los últimos pasaron Francia y Estados Unidos (próximos organizadores de París 2024 y Los Ángeles 2028), y Japón.

RECONOCIMIENTO. La pandemia estuvo presente en muchos momentos de la ceremonia: se guardó unos segundos de silencio en homenaje a las víctimas en todo el mundo, una enfermera formó parte del grupo que entró en el estadio con una bandera gigante de Japón. El acto comenzó con una mujer corriendo por una cinta estática, se emitió un video con deportistas entrenándose en sus casas con medios precarios y una pareja de sanitarios protagonizó uno de los últimos relevos de la antorcha.

La primera tenista
Naomi Osaka se convirtió en la primera figura del tenis en encender un pebetero olímpico, en la inauguración de los Juegos de Tokyo, un reconocimiento que recibe tras los meses más complicados de su carrera.
La número dos mundial fue la elegida para ejercer de última relevista en el Estadio Olímpico y encender el majestuoso pebetero frente a unas gradas prácticamente vacías a causa de la pandemia de coronavirus. “Sin duda es el mayor logro deportivo y honor que tendré en mi vida”, agradeció después Osaka, quien agregó: “No tengo palabras para describir los sentimientos que tengo en este momento, pero sí sé que estoy llena de agradecimiento y gratitud”.