05 jul. 2024

Los libros perdidos de Roa Bastos: Cómo una lectora argentina sumó a la historia del Paraguay

Celina Brítez encontró cerca de trescientos libros que pertenecieron a Augusto Roa Bastos en 2019. Su responsabilidad como lectora activa le hizo devolver los materiales a los herederos del Premio Cervantes.

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Momento de apertura de la LibroFeria de Encarnación, donde se habilitó la muestra Los libros perdidos de Roa Bastos. En el micrófono Celina Brítez, la argentina que encontró los libros. Detrás, de blanco, Mirta Roa.

Foto: Antonio Rolin.

En el marco de la inauguración de la 19ª LibroFeria Encarnación tuvo lugar la muestra Los libros perdidos de Roa Bastos: libros, manuscritos, esquelas, fotografías y documentos de puño y letra del escritor rescatados en Buenos Aires.

En la apertura estuvieron presentes, Celina Brítez (Argentina), quien devolvió los libros a la familia Roa, y Mirta Roa.

Se trata de la exposición de documentos del emblemático escritor paraguayo, que fueron recuperados en la Argentina en el 2019, después de 40 años de haberse extraviado durante su exilio.

En la muestra se exhiben las obras más consultadas y estudiadas por Augusto Roa Bastos para escribir su obra maestra Yo el Supremo.

En un emotivo momento de la apertura, Celina Brítez y Mirta Roa, hija del autor y responsable de la Fundación Augusto Roa Bastos, hablaron acerca de los materiales rescatados de Roa Bastos.

Al turno de Celina Brítez, la argentina recordó: “La verdad es una locura, es como un cuento mágico del que formó parte desde el año 2019, cuando mi pareja encuentra los libros que me trae de regalo”.

“En un principio no descubrimos que eran de Roa, en serio parece un cuento orquestado porque los libros estuvieron guardados en mi casa mucho tiempo en las cajas cerradas porque yo no encontraba el momento mágico para abrir la caja, aun sin saber que eran los libros de Roa Bastos”, detalló Celina Brítez, quien estuvo presente en la inauguración de la 19ª Libroferia Encarnación, Lo esencial también es leer, que se realizará hasta el martes 5 de setiembre.

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Sumando a la historia

Desde que Celina Brítez, quien junto a su familia encontró los libros de Roa Bastos en un contenedor de basura y los devolvió a sus herederos, empezó a sumar a la historia, ya que los materiales encontrados en la zona costera sur de Argentina, por la ruta que conecta Mar del Plata con Miramar, volverían a sus herederos.

“En el momento que empezamos a abrir lo que decidimos con mi familia es correr los muebles y armar como todo el escenario. Sacamos un par de libros que no decían absolutamente nada y en el momento en el que yo abro un libro y veo una dedicatoria escrita con lapicero que decía Augusto Roa Bastos, todos empezaron a sacar en simultáneo”, describió Brítez en la apertura.

Fue así como en el frenesí de la exploración caían fotos, cartas, “y fue increíble, una locura. Desde ahí cada día un poco más, cada vez todo más raro”.

Brítez asegura que siempre fue su intención contactar con la familia, “porque al ser algo tan personal, yo creo que lo que uno lee es lo que uno es, y las cartas, lo subrayado no era solamente los libros que Roa leía, sino que eran las partes que a Roa le importaban, lo que Roa pensaba”.

Sin embargo, Celina primero quiso leer todo. Era época de pandemia, así que se tomaría el tiempo y después los devolvería.

Celina se dijo: “Pero lo quiero conocer, quiero conocer al Roa hombre”. Pasó la pandemia, quedó embarazada, pasaron más situaciones en el medio, “y leí, leí, leí y un día sentí que ya era suficiente, que estaba como muy metida en el mundo de otra persona, era algo tan privado para Roa y me estaba metiendo ahí, sus cartas”.

Es así que decidió contactar con la Embajada de Paraguay en Argentina.

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Parte de la muestra Los libros perdidos de Roa Bastos, una colección de libros, manuscritos, fotografías y documentos del gran escritor paraguayo, que fueron recuperados en la Argentina en el 2019, después de 40 años de haberse extraviado durante su exilio.

Antonio Ramón Rolin Paiva

Rápidas acciones

Aunque Celina Brítez supuso que la Embajada de Paraguay en Argentina tardaría mucho tiempo en responderle, pasaron solo cinco minutos para recibir la llamada de Rodolfo Serafini.

Serafini me pidió una foto, “me podés mandar una foto de una firma para ver que sean de Roa, se las paso a la hija. Y al otro día estaba haciendo una videollamada con Mirtha Roa, parada así con la biblioteca de fondo, y las dos emocionadísimas, y conociendo la verdadera historia de mi tesoro, que no es mío, sino de todo un pueblo”.

Los materiales

La pareja de Celina Brítez vio un contenedor de basura y había una pata de un mueble, pensó que había algún mueble para restaurar, frenó de casualidad a revisar, y aunque era algo inusual en él, y fue como que el destino lo llevó.

En vez de un mueble se encontró con una cantidad de libros, cerca de 300 materiales, y conociendo a Celina, y cómo le gusta leer, se los llevó de sorpresa.

“Esto cambio mi vida, es un antes y un después, no tengo palabras para explicar lo que estoy viviendo, es absolutamente increíble”, señaló Celina Brítez.

Como lectora que es, Celina considera que lo que uno lee es lo que uno es, y no podía robar la esencia de otra persona o lucrar o quedárselo, no era suyo, era de Roa, y la única persona que podía decidir qué hacer con ella era su familia, lo tuvo en claro quizás por ser lectora.

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Celina Brítez, quien junto a su familia encontró los libros de Roa Bastos en un contenedor de basura y los devolvió a sus herederos.

Foto: Antonio Rolin.

El retorno

Los libros volvieron a su casa el año pasado, en julio. Fue Rodolfo Serafini con su esposa y su hija a la casa de Celina Brítez, hicieron una merienda. Abrieron todas las cajas, lloraron y los libros se fueron, “y todavía los veo y lloro”. Después Serafini viajó a Paraguay y se los entregó a Mirta.

Por su parte, Mirta Roa destacó la valoración que les dieron Celina Brítez y familia a los materiales que encontraron, y entendieron que esos libros debían volver a Paraguay, un acto muy generoso.

“Primero llegó una firma, la firma de él, que me la mandaron por WhatsApp, después el libro de Fuentes, la parte de la dedicatoria, y es la firma de mi papá”, recordó Mirta Roa.

La emoción para Mirta desde ese momento fue grande. “Yo recordaba algunos de los libros porque estaban en mi casa de infancia y bueno cuando nos fuimos a Venezuela, mi papá se fue a Francia y se vendió mi casa, y esos libros fueron a un departamento que él tenia en Buenos Aires y él ya estaba en Francia”.

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En la muestra Los libros perdidos de Roa Bastos, se exhiben las publicaciones más consultadas y estudiadas por Augusto Roa Bastos para escribir su obra maestra Yo el Supremo.

Foto: Antonio Rolin Paiva.

La historia de los libros

Mientras Roa Bastos se encontraba en Francia, todos los familiares pensaron que iba a volver y se iba a encontrar con sus libros, “pero nunca más volvió y el departamento lo tuvo que entregar, porque cuando terminó su trabajo en la universidad y no había publicado todavía, estuvo mucho tiempo sin publicar, empezó a endeudarse con la agencia literaria y le entregó el departamento”, detalló Mirta Roa.

La editorial colocó esos libros en un depósito y a los años, que posiblemente no se pagó más por el lugar, considera Mirta Roa, lo habrán subastado y alguien compró en lote y lo tuvo en su casa, a lo mejor murió y los familiares tiraron a la basura.

Para Mirta fue una suerte que dos seres con sensibilidad vieron los libros, no son todos de Roa, había como 500 libros, pero los que son de Roa y muy reconocibles, “porque están marcados, intervenidos, no están todos acá, los que pusimos acá son los más importantes porque son los que él consultó para Yo el Supremo, están llenos de papelitos, de marcas, de intervenciones, de su pluma, entonces consideramos que son muy importantes para los críticos”.

Acerca del valor que Celina Brítez y su familia les dieron a los libros, quienes los guardaron por tres años, “entendieron que debían volver a Paraguay, y fue un acto muy generoso”.

Había ejemplares repetidos de algunos libros nuevos y Celina le consulta a Mirta: "¿Me puedo quedar con algunos?, a lo que la hija de Roa no duda en responder que son suyos, “tú los encontraste”.

Para Mirta, si Celina no los hubiera querido donar otra sería la historia, por tanto, lo considera un acto muy generoso y loable, “otros tal vez o los botaban o los vendían”.

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Mirta Roa hablando, en la apertura de la muestra Los libros perdidos de Roa Bastos: libros, manuscritos, esquelas, fotografías y documentos de puño y letra del escritor rescatados en Buenos Aires.

Foto: Antonio Rolin.

Más de la presentación

Además, Mirta Roa reflexionó: “Celina desconocía el tema de Yo el Supremo. Después se empapó más y más, y ahora es una roista furiosa, cayó en las manos correctas los materiales, ella dice que le inspiró y la sigue inspirando”.

En la ocasión, se presentó el libro Diálogos abiertos. Augusto Roa Bastos. Entre lo temporal y lo eterno, de la editorial Divesper, que estuvo a cargo de Mirta Roa, y la presentación de Los libros perdidos de Roa Bastos estuvo a cargo de Celina Brítez.

Mirta Roa comentó acerca de su libro: “Surgió un poco por la pandemia, fue idea de Vidalia, qué hacemos en la fundación que no podemos hacer físicamente y sin recursos encima, entonces se le ocurrió a ella a hacer un congreso internacional por Zoom y cuando se lo comenté a Nadia, dijo ‘sí, vamos a hacerlo en la universidad’”.

Ella que nunca ha sido moderadora de televisión hizo todo el escenario. Fueron una vez por mes, 11 meses, cada mes, un tema: cine, teatro, literatura, poesía, ensayos, exilio.

“Con gente muy reconocida que aporta su trabajo y está en digital, gratis. Nadia también editó el libro, que también es gratuito y que tiene un código QR, a través del cual se pueden ver los videos. Además de leer el libro, pueden ver todo el material audiovisual. La gente de teatro hizo videos hermosos, video sobre cine maravilloso o sea vale la pena verlo”, finalizó.

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