“Aunque los esfuerzos de conservación pueden ser acreditados por la cantidad de manatíes que todavía están presentes hoy en día, nuestro trabajo está limitado por la falta de leyes y regulaciones específicas que aborden los problemas que amenazan a la especie y brinden la protección que se requiere”, afirmó a Efe este sábado el biólogo Jamal A. Galves.
El investigador de manatíes beliceño dijo que esta subespecie sigue estando en peligro a pesar de los esfuerzos para asegurar su supervivencia.
Organismos nacionales e internacionales como la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) de México y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) han alertado de los peligros que rodean a este sirenio que puede llegar a pesar hasta 1.500 kilos y medir 4,6 metros.
Aunque son mamíferos apacibles y lentos, son muy curiosos. Por ello, otro factor que ha influido en su desaparición, según WWF, son la pesca accidental y el choque con embarcaciones, puesto que viven y se alimentan en aguas poco profundas a uno o dos metros por debajo de la superficie.
Actualmente, este gigante gris que consume el 15% de su peso corporal en vegetación diariamente, es una especie clasificada como en peligro de extinción, según la normativa oficial mexicana, y forma parte de lista de Especies Prioritarias para la Conservación en México.
Desde el año de 1991 el gobierno mexicano ha implementado programas en pro del sirenio –que tienen en el Caribe su hábitat– pero no ha evitado que su hogar se haya limitado a tres regiones del sureste del país.
Estas son la Reserva de la Biosfera Sian Ka’an y Bahía de Chetumal, Quintana Roo; la laguna de Alvarado y la cuenca del río Papaloapan, Veracruz, y la cuenca baja de los ríos Grijalva y Usumacinta, que abarca Tabasco, el norte de Chiapas y el oeste de Campeche.
Hoy en día, los únicos sitios que están recibiendo apoyo federal –una aportación de unos USD 20.000 anuales– son el área de protección de flora y fauna en Bala’an K’aax y la Reserva de la Biosfera Sian Ka’an, en la península de Yucatán, según el Programa para la Protección y Restauración de Ecosistemas y Especies en Riesgo (Prorest).
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Al igual que México, Belice cuenta con una población de aproximadamente mil manatíes que se encuentran en constante peligro de extinción.
La ONG Wildtracks Belize indica que en los últimos cinco años ha aumentado el número de asentamientos de estos mamíferos marinos en el país caribeño, debido a un desplazamiento desde México buscando un mejor emplazamiento para vivir.
Pero en 2015, en Belice se registraron 40 muertes debido al uso turístico de su hábitat.
No se sabe a ciencia cierta por qué los manatíes se han ido al Caribe, pero el doctor en Ecología por la Universidad de Arizona, Gerardo Ceballos, dijo a Efe que el desplazamiento del sirenio es completamente natural y que no hay nada de qué preocuparse.
No obstante, para el investigador Jamal Galves sostuvo que la única razón aparente del movimiento de la especie es que Belice ofrece todavía ecosistemas “más prístinos, saludables y favorables” para la supervivencia.
TURISMO PARA LA CONSERVACIÓN
Belice tiene una larga trayectoria en el cuidado del mamífero. En el año 1933 el Belize Forest Department se comprometió con la causa, y tres años después, ordenó que se vigile el área donde habitan para que no se pueda cazar a ningún manatí de las antillas.
Gracias a los esfuerzos de los investigadores, se crearon tres zonas protegidas: Santuario de vida silvestre de la Bahía de Corozal, el Santuario de Swallow Caye y la Laguna Placencia.
Pero mantener con vida a los manatíes es muy costoso, por ello, organizaciones civiles como Clearwater Marine Aquarium Research Institute idearon planes que involucraran a la sociedad en el cuidado del sirenio.
Con talleres de cuidado del hábitat, la ONG invitó a los asistentes a hacer donaciones económicas, de equipo o bien los instó a ser voluntarios en los santuarios de rehabilitación.
No obstante, la causa abrió la puerta a emprendedores que han creado rutas de ecoturismo donde ofrecen a los visitantes, por USD 50 por persona, actividades como nado con manatí, que muchas veces puede estresar al animal.
“Es bueno para la economía, pero a menudo malo para los manatíes. Podría hacerse si los beneficios fueran para los lugareños y el manatí. Este no se vería afectado si se hiciera de manera más adecuada”, aseveró Galves.
Por su parte, el doctor Ceballos sugiere que si se quiere lograr mitigar el deceso del manatí, Belice y México tienen que colaborar, como ya hacen en el Colegio de la Frontera Sur de México, para hacer planes integrales de conservación.