El periodista uruguayo Guillermo Galat, en su trabajo de investigación denominado Paraguay: La tierra escondida, examen del mayor productor de cannabis de América del Sur, indica que entre autoridades y periodistas de este país existe consenso en que 1998 fue el año en que todo empezó, en especial la disputa entre los principales líderes del narcotráfico, y el punto clave fue Capitán Bado, Amambay. Hasta entonces, el cultivo, acopio y transporte de drogas de mayor envergadura, es decir, el que iba a Brasil, estaba controlado por paraguayos o brasiguayos.
Los principales pasos de frontera en Pedro Juan Caballero, Capitán Bado y Salto del Guairá eran controlados por dos familias locales, siendo la principal el clan Morel, con el padre a la cabeza, un brasiguayo de nombre João Morel, que dominaba la frontera con sus hijos Ramón, Mauro –más conocido como Neni– y Óscar, quien trabajó en menor medida.
Y fue 1998 el año en que llegó a Capitán Bado un fugado de la cárcel de Brasil, de nombre Luiz Fernando Da Costa, más conocido como Fernandinho Beira Mar, líder de la facción Comando Vermelho. Al principio, la familia Morel lo tuvo como socio a Beira Mar, hasta que el negocio empezó a tener problemas.
Según la agencia Folha, los Morel intentaban entregar a Beira Mar a las autoridades brasileñas cuando ya este empezaba a tener más dinero y fue así que el prófugo brasileño se sintió traicionado, ya que primeramente fue detenido Marcelinho Niterói, uno de los soldados de Fernandinho, y posteriormente la aprehensión de Jayme Amato Filho, brazo derecho del capo mafioso; ambos detenidos en una estancia de los Morel.
El 13 de enero del 2001, por orden de Beira Mar, mataron a los hermanos Ramón y Mauro Morel en una zona boscosa de Capitán Bado. Un portal brasileño indicó que de la muerte de los hermanos participaron un sicario llamado Chapulín y otro apodado Chiquiño Meleca, más otros cuatro pistoleros.
Días más tarde, João Morel, el líder del negocio, fue asesinado en una cárcel brasileña, coincidentemente tras el crimen de sus hijos.
Desde ahí empezaron las venganzas relacionadas al narcotráfico, que empezó como siempre en Capitán Bado.
La familia Morel y Beira Mar tenían buena parte de la producción y distribución del cannabis en Brasil, pero luego empezaron a vender cocaína.
El negocio quedó absolutamente en manos de Fernandinho Beira Mar.
Los herederos. Sin embargo, el brazo derecho de la familia Morel, un tal Carlos Leonel Arias Cabral, alias Líder Cabral, empezó a tomar protagonismo, armó su grupo y empezó a ganar terreno abriendo nuevos mercados y se convirtió en el mayor exportador de cannabis al Brasil, lo que le hizo ganar la enemistad de Beira Mar, quien ordenó llegar hasta su estancia para liquidar al paraguayo, concretado el 9 de enero del 2002. Pero Cabral logró escapar del ataque huyendo a Argentina. De ahí, fue el primero en enviar marihuana a dicho país en avionetas. Cabral fue detenido en Guaíra, Brasil, en julio del 2010.
En el 2000 también apareció la figura de Gerardo Kelá Sánchez, que también había trabajado con el clan Morel.
Tras la caída de los Morel, Kelá había dejado Capitán Bado para empezar un nuevo grupo en el Departamento de San Pedro. Pero el negocio no le duró mucho porque fue asesinado a balazos en su estancia en agosto del 2010.
Según la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), a partir de esto, el negocio quedó a cargo de otro paraguayo, Felipe Barón Escurra, quien silenciosamente había creado su grupo, pero también tuvo sus peleas fatales con otros grupos. Era socio de Líder Cabral; además, se le sindica de ser nexo con los carteles del Brasil.
Considerado por la Policía Federal Brasileña como el mayor proveedor de marihuana al país vecino, Barón fue detenido en su estancia de colonia Cristino Potrero, Capitán Bado, en agosto del año pasado, junto a otros miembros.