Veinte monjes presentan al público del Peacock Theatre, uno de los teatros de danza más importantes del centro de la ciudad, la nueva coreografía, titulada Shaolín, que han preparado para narrar la historia de cómo nació el milenario arte marcial.
Los monjes han aterrizado en Londres llegados desde el monasterio de Shaolín que se encuentra en Songshan, una de las cinco montañas sagradas de la provincia china de Henan, a unos 700 kilómetros al suroeste de Pekín.
La meditación budista y el entrenamiento riguroso llevan a los habitantes de este templo a desarrollar asombrosas destrezas físicas que muestran sobre el escenario hasta el próximo 17 de octubre.
Ataviados con la habitual túnica naranja anudada con un cinturón negro y con la cabeza rapada, algunos religiosos muestran cómo soportan el dolor sostenidos sobre afiladas puntas de lanza o rompiendo bloques de cemento con la cabeza.
Otros hacen gala de una asombrosa agilidad y las acrobacias, piruetas y contorsiones inundan el escenario para mostrar la magia de una disciplina que cuenta con 1.500 años de historia.
La nueva obra que presentan en la capital británica integra los suaves movimientos de Chi Gong y Tai Chi con exóticas armas y demostraciones de combate.
Los monjes Shaolín nunca utilizan sus conocimientos para agredir, sólo para defenderse y es por ello que el espectáculo, según sus promotores, transmite la belleza y la armonía de los ejercicios con la naturaleza.
Además, estos budistas no se consideran meros luchadores de Kung-fu, a pesar de ser expertos en artes marciales, y su objetivo es ser capaces de controlar el flujo de energía del cuerpo, al que llaman “Chi”, y convertir partes de su anatomía en insensibles al dolor.
Ahora, sobre un imponente escenario presidido por una gran pantalla y ambientado con un rojizo juego de luces, los monjes interpretan al unísono una grácil coreografía dominada por movimientos lentos y estudiados.
La obra acerca al público la milenaria cultura china, combinando el rico vocabulario del teatro oriental y la iconografía tradicional del budismo.
El principio fundamental de esta forma de vida, “la mente controla al cuerpo”, es bien conocido en occidente ya que hace dos décadas que los monjes hacen actuaciones alrededor de todo el mundo.
Tal es la popularidad de estos religiosos chinos, que a principios de año actuaron en la final de “Get your act together”, un programa de talentos de la televisión del Reino Unido.
Fue entonces cuando el maestro Wang aprovechó para anunciar que presentaría un nuevo espectáculo en Londres, debido a que, tras su aparición en la pequeña pantalla, muchos espectadores se interesaron por verlos en directo.
Asimismo, el monasterio de Shaolín, que es centro de peregrinación de aficionados a las artes marciales de todo el mundo, se ha dado a conocer porque desde 2008 envía a sus monjes a enseñar sus habilidades a otros templos del sur del país.
De este modo, se creó la primera “franquicia” de un templo que algunos han acusado de estar cada vez más centrado en los negocios que en la religión.
En sus veinte años de giras, los monjes de Shaolín han realizado más de 2.500 representaciones en 30 países de cuatro continentes, en los que han sido vistos por tres millones de espectadores.
Los acróbatas, que esperan repetir éxito con su renovada obra, fueron aclamados por la crítica británica hace siete años, en la presentación de “Wheel of Life’, su anterior espectáculo en Londres.
Por Beatriz Díaz.