El histórico tornado que devastó Encarnación en 1926 sería del nivel F4 (con vientos mayores a 400 km/h) en la escala Fujita, mientras que el reciente de Mbocayaty del Yhaguy, Cordillera, sería de intensidad F2 (superior a los 200 km/h).
En Paraguay, los tornados “no tienen una frecuencia medible” actualmente, no ocurre cada cierto tiempo, ya que justamente puede ocurrir en cualquier momento.
“No hay un momento específico para su ocurrencia”, puntualiza el meteorólogo Eduardo Mingo, de la Dirección de Meteorología e Hidrología.
El profesional analiza que “se puede hablar que actualmente hay más avistamientos de tornados”, debido a que hay un aumento poblacional en zonas antes inhabitadas que pueden registrar estos fenómenos con más frecuencia.
El experto añadió que los ciudadanos disponen mínimamente de un teléfono celular con cámara, lo cual permite fácilmente poder captar este tipo de avistamientos, que aparentemente podrían ser más frecuentes.
“Hay una literatura del siglo pasado que señala que somos caminero de los tornados, en particular en la cuenca del Paraguay, que va desde Alto Paraguay, Chaco, recorre gran parte de la Región Oriental y se extiende al nordeste de Argentina, sur de Brasil y va hasta el Uruguay. Ese sería el pasaje o caminero de los tornados”, señaló el especialista.
Ahonda especificando que las condiciones que pueden generar la nube embudo o tornado son “muy aleatorias”.
Sin embargo, estimó que hay eventos más extremos e intensos, casi mortíferos, de tormentas en las que no necesariamente se ve el embudo del tornado.
Corrientes descendentes, más peligrosas que los tornados
“En el país son más frecuente las ‘corrientes descendentes’, una nube de tormenta tipo cumulonimbus. En casi cada tormenta tenés eso y el impacto es mayor, aunque no es muy mediático, ya que no se ve el embudo y no se puede filmar”, cuenta el meteorólogo.
“Este otro fenómeno (la corriente descendente) golpea un área determinada, aplasta más y el aire se dispersa y se desplaza en varias direcciones. Es como tirar un balde de agua, donde el agua golpea la superficie y se esparce en varias direcciones”, señaló Mingo.
Cuando hay más avistamientos de tornados, esto podría ser resultado de una mayor disponibilidad de calor y humedad, más hacia primavera-verano, como consecuencia de El Niño, según analiza el experto.
En el caso de El Niño, reseñó que hacia la zona del Pacífico tropical, más próxima a las costas de Perú, el sobrecalentamiento de la superficie marítima puede dispersar un vapor que se traslada a otras partes del planeta, generando condiciones en el país de una mayor disponibilidad de humedad, lluvias y calor.
“Podría haber más condiciones para que el aire provoque la ocurrencia de los tornados, ya que no solo se necesita de calor y humedad, sino también de otros elementos como disparadores del fenómeno y que puede activar que se generen estas nubes tipo embudo”, argumenta.
Un fluido o masa, procedente de las corrientes oceánicas del Pacífico tropical, que se genera de manera diferenciada y se junta con las nubes, podrían generar una supercélula, una nube de muchas nubes de tormentas, lo cual podría motivar los embudos de los tornados.
En tanto, el fenómeno de la “corriente descendente” es más común y dañina en Paraguay, ya que no se la ve, a diferencia del embudo de nube o tornado, cuya trayectoria se puede visualizar.
“La afectación del tornado es más puntual, mientras que la corriente descendente podría ocasionar el doble de daños que un tornado. Al no verse la corriente descendente, el efecto del viento es como una topadora, cae y ocasiona los destrozos, mientras que el tornado baja como un embudo y afecta una zona muy puntual y particular”, expresó.
Tornados históricos en Paraguay
El experto recordó el histórico tornado de 1926 que afectó a Encarnación. Según recordó, cerca de unas 400 personas fallecieron con ese evento, donde fue destruida la ciudad de Encarnación.
Por los tipos de destrozos, se estimaría que fue tan catastrófico que habría llegado a una velocidad de vientos mayores a 300 km/h., de clasificación F4 en la escala Fujita, de alta gravedad en una escala de cero a cinco. Afirma que la estimación se realiza según el nivel de los destrozos, ya que no hay mediciones del fenómeno.
El que sucedió el sábado último en Mbocayaty del Yhaguy, Departamento de Cordillera, sería del nivel F2 (con vientos de 181-250 km/h) y en Paraguay lastimosamente no se cuenta con radares móviles y especiales, que pueden superar el millón de dólares, para realizar mejores mediciones.
Otro tornado fue el registrado en la zona de Mariano Roque Alonso y Loma Pyta, Departamento Central, hacia setiembre de 2.012, y que habría tenido una intensidad de F1 (con vientos de hasta 180 km/h).
En abril del 2.014, un fuerte tornado también afectó a la colonia 14 de Mayo, de la ciudad de Santa Rita, a 78 kilómetros al sur de Ciudad del Este, Departamento de Alto Paraná. El fenómeno con intensidad de F1 (con vientos de hasta 150 km/h) en la escala de Fujita generó viviendas destechadas y árboles arrancados de raíz.
En abril del 2.015, asentamientos como Nueva Esperanza, de Horqueta, o Ykua Porã, del distrito de Loreto, ambos en Concepción, fueron devastados por un temporal calificado de tornado. Casas y cultivos quedaron destruidos en ese entonces.
En abril de 2.017, la colonia San Javier, del distrito de San Ignacio, Departamento de Misiones, también fue devastada por un tornado.
El meteorólogo recordó que desde el año 2.000 se registraron eventos de tornados en Concepción, Central, Alto Paraná, Guairá y Caazapá, entre otros departamentos.
“Lastimosamente no tenemos videos de los tornados pasados, pero podemos analizarlos según la destrucción ocasionada. El tornado se comporta a modo de licuadora, con movimientos circulares, casi como un ventilador, tirando las cosas a los costados. En tanto, la corriente descendente no es rotacional sino lineal”, explicó Mingo.