EFE
“Aunque el mundo ha avanzado mucho en cuanto a la conciencia de que existe un problema llamado cambio climático, la verdad es que los retos persisten y, por ello, siempre digo que es como ver un vaso de agua que está medio lleno y medio vacío”, sostuvo Carmenza Robledo, primera colombiana que integra el Panel Intergubernamental de Cambio Climático.
La especialista, que participa en Expocaña Internacional, organizado en la ciudad de Cali (suroeste) por la Asociación Colombiana de Productores y Proveedores de Caña de Azúcar (Procaña), precisó que la problemática tiene “tres grandes componentes”.
Se trata, explicó, del “comportamiento”, que hace alusión a que “la gente tiene unos patrones de consumo que generan importantes dimensiones de cambio climático”.
También, mencionó la “absorción de tecnología debido a que aún se utilizan unas que emiten mucho carbono” y, finalmente, señaló “el desarrollo de avances científicos y técnicos que podrían ser promisorios, pero realmente no estamos seguros”.
Para la experta, frente a la mitigación del cambio climático América Latina tiene un nivel de compromiso alto.
“Hay diferencia entre unos países y otros pero, en general, en lo relacionado con los temas verdes existe un compromiso en el continente tanto para reducir la deforestación como para hacer una agricultura que sea sostenible”, comentó.
Al hablar específicamente del caso colombiano, Robledo resaltó el hecho de que la nación haya sido “bastante activa” en generar soluciones de base desde cuando se dio el primer acuerdo mundial en 1992 y, posteriormente, con el Protocolo de Kioto en 1997.
Sin embargo, aclaró que “Colombia tiene la dificultad de que persisten otras carencias de desarrollo mucho más evidentes que el cambio climático y que deben solucionarse con prontitud, por lo que balancear esa agenda no es fácil”.
Por ello, el Gobierno del presidente que resulte elegido el próximo 27 de mayo tendrá que cumplir con los compromisos que ya adquirieron administraciones anteriores, tales como el Acuerdo de París, de 2015.
Este pacto establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas para el 2020, cuando finaliza la vigencia del Protocolo de Kioto.
Frente a las alternativas de mitigación en Expocaña Internacional se planteó que el cultivo de la caña es uno de los principales aliados para adaptarse a los efectos del cambio climático.
Al respecto, la directora Ejecutiva de Procaña, Martha Betancourt, aseveró que “gracias a la caña de azúcar podemos respirar un aire más puro ya que las 240.000 hectáreas sembradas la región capturan el C02 emitido por 2,6 millones de personas”.
De hecho, complementó, “la caña de azúcar mediante la captura de carbono en la materia orgánica del suelo permite adaptar el sistema de producción a la realidad del cambio climático”.