Las publicaciones en línea y las salas de chat de extremistas exhiben una profunda decepción desde el fallido asalto del 6 de enero al Congreso y desde la toma de posesión de Biden como presidente.
Los seguidores del movimiento conspirativo QAnon están más inquietos aún: sus predicciones milenaristas de caos y fatalidad que acompañarían la llegada de Biden a la presidencia no se han hecho realidad (o en todo caso no todavía). Ultranacionalistas como los Proud Boys, milicias armadas como los Oath Keepers y peligrosos supremacistas blancos y neonazis han sido empujados a la clandestinidad, y los activistas que participaron en el ataque al Capitolio fueron barridos por la policía.
Los expertos en extremismo y terrorismo interno dicen que estos grupos han recibido un golpe con la salida de Trump del poder. Pero también sostienen que no han desaparecido y que, de alguna manera, ahora están más motivados para emprender ataques más peligrosos.
Los grupos más extremos están buscando reclutas. “La retórica sigue siendo acalorada, la gente no se está enfriando. No se están adaptando bien a Biden”, dijo Michael Edison Hayden, reportero estrella del Southern Poverty Law Center, que investiga el extremismo.
Lejos de agotarse, dijo Colin P. Clarke, director de Política e Investigación de The Soufan Group, la energía y el impulso que tiene la extrema derecha es más fuerte que en cualquier otro momento reciente. La pregunta es, ¿qué pasará después? Muchos esperaban que la salida de Trump y la expulsión de extremistas de Facebook, Twitter, Parler y otras redes sociales calmaría las cosas. Pero no ha sido así.
Estos grupos de extrema derecha “están mucho más unidos en lo que rechazan que en lo que pregonan”, dijo Clarke. AFP