Nubes negras se ciernen sobre el cielo de ñandutíes, por no decir que el 2018 pinta mal con todo el guarará que se armó y sigue tan campante. Claramente, los únicos ganadores son y serán los colorados, no solo el jefe, sino todos los líderes.
Los supuestos colorados disidentes son solo eso: supuestos, ya que a la hora de la hora se reagrupan, se juntan y se rejuntan, y van unidos a las urnas, así se trate del Pato Donald. Esta vuelta aparentemente el único responsable es el tendota. Los otros –de ilustre pasado stronista– fungen de demócratas, pero es difícil saber si no se trata de un plan trazado entre todos para neutralizar a los posibles contendientes con un fin: consolidar al único líder y tener una mayoría absoluta en el Congreso en el próximo periodo parlamentario. Así que las lágrimas de cocodrilo y las vestiduras rojas rasgadas no son conmovedoras.
El más fuerte contendiente del Cartel, que lideraba hasta hace unas semanas todas las intenciones de voto, con esto se fue a la B. Se fue a la B porque le costará reunir a los posibles aliados para ganar a los colo’o, por más de que digan y redigan que tienen los votos campesinos y de los movimientos sociales.
Lamentablemente se quedará mirando cómo sus ocasionales amigos –que antes eran sus verdugos– copan los curules y les dejan a los suyos cantando La vida me engañó.
Los Pitufos pueden alquilar nomás ya las sillas, comprar papel higiénico a bulto y mucho clínex, porque demasiado se van a plaguear.
Así las cosas, seguirá adelante el modelo del Paraguay de maravillas, con un transporte público que te obliga a perder cuatro horas por día para ir a trabajar; con un servicio de salud que no alcanza ni para curar los resfríos; con una educación pública que da más lástima que cualquier cosa. Pero, eso sí, tenemos una marca país que costó diez millones de dólares y va a atraer inversiones y turistas. ¡¡Bienvenido, hermano extranjero!! Justo lo que necesitamos: gente que venga a depredar, plantar soja, mejorar el narcotráfico, reforzar nuestra imagen de truchos. Para complementar esta nueva rumba, tendrás más legisladores de la talla inigualable del jinete viril, el macho anticomunista y otros próceres de la Patria.
Y así seguiremos con los beibi-dinosaurios con su arrr, arrr, arrr, metiendo las manos en las arcas, mientras nosotros miramos sin mirar más allá de cada coyuntura.
Nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes, que no estamos ni ahí ni con los medos ni con los persas, nos vamos a seguir jodiendo, con el agravante de que ahora ni siquiera estar metido en tu casa es una garantía de vida.