Me llamo Stella Luciana Espínola Olmedo, tengo 64 años y vivo en la ciudad de Lambaré, del barrio Santo Domingo desde que nací. Soy médica veterinaria graduada por la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y hace 15 años que trabajo en el Jardín Botánico y Zoológico de Asunción.
Desde muy pequeña, me encantaban los animales y me preocupaban los que vivían en la calle. Dentro de los límites que teníamos en mi familia, yo vivía muy contenta y feliz porque somos muy unidos.
Recuerdo que de niña tenía un tigre de peluche y desde ese momento me di cuenta de que amaba a los animales silvestres. Siempre que encontraba un gatito o perrito abandonado en la calle, yo le llevaba a mi casa porque me sentía muy mal al verle en malas condiciones o si estaban enfermos. Recuerdo que sobre todo llevaba gatitos y más de una vez mis padres me hicieron devolver porque decían que ya era suficiente con las mascotas que teníamos.
Una vez estaba con mis amiguitos del barrio cuando de repente le vimos a un gatito muy chiquito llorando y me acuerdo de que con ellos le empezamos a cuidar. Le hicimos como una casita en la calle y nos encargábamos de darle agua y también le dábamos comida que cada uno robaba de su casa porque nos íbamos a escondidas a alimentarle. Nuestro encuentro siempre era en horas de la siesta y nos íbamos directamente junto a ese gato pequeño; nunca lo voy a olvidar.
A mi familia siempre le gustaron los animales. Mi mamá solía contar que ella tenía un gato, que dormía en su cama, y también mi abuela y en esa época no se permitía mucho convivir así con los animales porque se decía que los animales solo tenían que estar afuera en el patio. Por eso, creo que desde antes mi familia siempre fue animalera.
INICIO DE LA CARRERA
Cuando tenía 18 años, ni bien terminé el colegio probé en la UNA para ser veterinaria e ingresé, porque era una meta desde pequeña y nunca quise estudiar otra carrera, mi misión en esta vida es ayudar a los animales y velar por su bienestar. Fue uno de los mejores días de mi vida poder ingresar a la UNA porque además mis padres me apoyaron desde el principio y me facilitaron estudiar durante toda la carrera, porque estudiar Veterinaria lleva tiempo completo y no te da oportunidad para trabajar al mismo tiempo.
Un momento difícil en mi vida fue cuando me enfermé y atravesé un estrés severo por toda la carga que implica estudiar Veterinaria porque lleva mucho tiempo y tampoco podía trabajar porque teníamos doble turno, a la mañana y a la tarde, de lunes a sábado otra vez. Muchas veces, me sentí muy triste porque en varias ocasiones no podía compartir con mi familia las fiestas de fin de año porque teníamos, por ejemplo, un examen el 26 de diciembre y yo tenía que estar estudiando y entonces tuve que sacrificar muchas cosas en mi vida.
También al ser joven uno quiere salir o hacer otras cosas, pero yo me dedicaba totalmente a estudiar todos los días. Estuve un año con la situación de estrés y ansiedad y luego realicé un tratamiento intensivo y pude recuperarme, mi incentivo era poder ayudar a los animales y eso me motivó para seguir y pude salir adelante.
INGRESO AL JARDÍN BOTÁNICO
En febrero del 2010 se me presentó la oportunidad de trabajar en el Zoológico del Jardín Botánico porque había una vacancia, pude ingresar y a partir de ahí me quedé y estoy hace 15 años.
A mí siempre me cuestiona la gente el tema del zoológico y me preguntan cómo puedo estar en un lugar con animales enjaulados y es por eso justamente que quise trabajar aquí, para aportar un granito de arena por el bienestar de esos animalitos que viven en cautiverio y darles una mejor vida.
Cuando decidí estudiar Veterinaria, supe que dedicaría mi vida totalmente a esto y nunca me casé o tuve hijos porque para mí ellos son mis hijos adoptivos y pienso que por eso soy muy sana, ellos me llenan de alegría y paz en mi vida. Todos los días me mantengo activa y es por eso que también creo que me mantengo saludable porque trabajando en el Zoológico debo caminar y recorrer 10 km o más para chequear cómo están todos los animales, alimentarlos y establecer sus rutinas.
Mi rutina empieza en el Zoológico desde muy temprano y hay veces que hacemos procedimientos generales; por ejemplo, cuando hay desparasitación de animales, vengo más temprano como a las 05:00 porque eso se tiene que realizar antes de que haga calor y hay veces que me quedo hasta las 18:00 o incluso hasta más tarde, por ejemplo, cuando hay un animal enfermo me quedo con él para hacerle compañía, básicamente acá es mi primera casa porque estoy todo el día.
REFUERZO DE PROTECCIÓN FAMILIAR
A nivel nacional, creo que es muy importante que se refuerce el control de tráfico de animales silvestres porque es doloroso en la forma en que son traficados, en jaulas pequeñas y algunas veces hasta en botellas, ellos sufren mucho y creo que es algo que el Gobierno debería tener en cuenta. También me preocupa la pérdida de su hábitat con los altos niveles de deforestación que hay en el país y es por eso justamente que recibimos muchos animales silvestres en el Zoológico sobre todo, cuando hay incendios o quemazones, porque la gente les encuentra y les trae aquí.
Por este tipo de situaciones, creo que es importante que haya refugios de animales y zoológicos en buen estado porque actualmente una gran cantidad de especies se están quedando sin casa y somos nosotros los que hacemos lo posible para que muchos animales no estén en peligro de extinción, porque también es una realidad la caza indiscriminada, porque la gente lo hace por hobby y nosotros hacemos todo lo humanamente posible para no perder nuestra fauna que es lo más valioso que tenemos, nuestro medioambiente.
Insto a los jóvenes y a todas las personas a que estudien carreras como Veterinaria o Biología para poder contribuir a la conservación de los animales, ya sea en Paraguay o el mundo, porque si nadie los cuida, un día van a extinguirse. La carrera es difícil, pero hay que tener perseverancia, paciencia, voluntad y amor a lo que uno hace.