“Creo que Bolsonaro inventó que estaba contaminado para poder hacer propaganda del remedio. No sé si él es socio, pero se comporta como si fuera dueño de la fábrica que hace el remedio”, dijo Lula (2003-2010) durante una rueda de prensa virtual con corresponsales extranjeros.
El mandatario brasileño anunció el pasado 7 de julio que había contraído el coronavirus, una enfermedad que llegó a calificar de “gripecita”, y atribuyó su recuperación al tratamiento a base de hidroxicloroquina, cuya producción mandó aumentar.
El antiguo líder sindicalista apuntó la “responsabilidad” de Bolsonaro en la “grave” situación de la pandemia, la cual ya deja más de 90.000 muertos y 2,5 millones de casos en Brasil, tras registrar en la víspera un nuevo récord de 69.074 contagios en 24 horas.
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“Si Brasil hubiera hecho lo que el buen sentido manda, no estaríamos con 90.000 cadáveres, lo que transforma a Bolsonaro en un genocida”, denunció.
Lula, de 74 años y quien recurre en libertad a un proceso por corrupción tras pasar 1 año y 7 meses en la cárcel, acusó al líder de la ultraderecha de “menospreciar” el peligro del coronavirus e ignorar las recomendaciones médicas, entre ellas las cuarentenas.
“El presidente no se esfuerza por agradar a la ciencia y escuchar a los científicos, hace la política en la que tan solo cree él y los milicianos que lidera”, aseguró.
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Durante los últimos meses, Bolsonaro ha desafiado casi a diario al virus circulando por las calles en plena cuarentena, al asistir a actos públicos sin la máscara preceptiva, abrazando y besando a partidarios sin cuidado alguno, como volvió a hacer este jueves en su primer acto público desde que anunció la recuperación del coronavirus."Bolsonaro solo respeta su ignorancia”, recalcó Lula.
Sobre la crisis sanitaria, el líder del progresista Partido de los Trabajadores (PT) elogió la gestión realizada por el presidente argentino Alberto Fernández, quien decretó una de las cuarentenas más severas de Sudamérica.
“Lo que hace Alberto es digno de respeto, creo que Alberto está haciendo una política correcta, de respeto al ser humano. El ser humano no es un algoritmo, tiene sentimiento, corazón y las personas necesitan ser bien tratadas”, subrayó.
“El trabajo de Argentina debe causar envidia a muchos gobernantes”, opinó.