“Defiendo el Estado laico; el Estado no tiene que tener religión (...) y las iglesias no tienen que tener partido político”, dijo Lula ante miles de personas que asistieron en un día excepcionalmente frío al mitin en el Valle de Anhangabaú, un parque ubicado en el centro de la capital paulista.
“Hay personas que (...) están haciendo de la Iglesia un escenario político o una empresa para ganar dinero”, acusó, entre aplausos, en alusión tácita a su principal rival político, el presidente Jair Bolsonaro.
El actual presidente de Brasil apela constantemente a los valores cristianos para fidelizar a la población evangelista, un grupo importante de su base electoral, que representa a un tercio de los brasileños, cerca de 70 millones de personas.
“Cuando quiero conversar con Dios, no preciso padres o pastores; puedo encerrarme en el cuarto y conversar con Dios cuantas horas quiera, sin necesitar favores”, añadió Lula, acompañado entre otros por la expresidenta destituida Dilma Rousseff (2011-2016).
Lula rechazó que las Iglesias cuiden “las candidaturas de falsos profetas o de fariseos que están negando al pueblo el día entero”.
En el acto, fue desplegada una bandera brasileña gigante, un símbolo que la izquierda intenta “recuperar” de manos de la derecha de Bolsonaro, que la usa como insignia partidaria.
Panorama electoral
Lula encabeza la intención de voto con un 47% para los comicios del 2 de octubre, frente al 32% del presidente Jair, quien recortó a 15 puntos porcentuales la brecha, según un sondeo de Datafolha difundido el jueves último.
Sin embargo, Bolsonaro es favorito entre el electorado evangélico, con 49% de las intenciones de voto, delante de Lula que sólo concentra un 32%.
Bolsonaro, que ha nombrado pastores como ministros en su Gabinete y hasta un juez para el Supremo Tribunal Federal, evoca constantemente a ese grupo, por ejemplo destacando los valores de la familia y su posicionamiento contrario al aborto, que Lula apoyó en un discurso y luego se retractó por una cuestión electoral.
Incluso, el presidente de la República llegó a decir que, de triunfar, Lula cerraría iglesias, algo desmentido inmediatamente por el exmandatario.
“Respeto” al resultado
Igualmente abocado a la campaña, Bolsonaro saludó esta mañana al margen de una autopista en Resende, Rio de Janeiro, a un grupo de seguidores que hicieron una manifestación de apoyo en vehículos y motocicletas.
“Estamos buscando la reelección (...) Caso contrario, se respeta. Pero nuestra democracia, nuestra libertad, ante todo”, dijo mientras saludaba a la caravana Bolsonaro, quien sin pruebas ha cuestionado la fiabilidad del sistema electoral.
Bolsonaro participó además en la entrega de espadas a graduados de la academia militar donde él mismo se formó.