El economista Wildo González explicó con claridad cómo la subida de tasas en Japón desestabilizó las posiciones de carry trade, una estrategia de inversión popular entre quienes buscan aprovechar las diferencias de tasas de interés entre distintas economías. En este caso, los inversores toman préstamos en Japón, donde las tasas eran bajas, para invertir en economías con tasas más altas, generando beneficios de las diferencias. Sin embargo, el aumento de tasas del BOJ desestabilizó esta estrategia, lo que provocó una retirada masiva de capitales que hizo estallar una bomba.
Uno de los primeros efectos de esta desestabilización fue un incremento en la volatilidad del mercado. Ante el pánico, los inversores buscaron refugio en los bonos del Tesoro estadounidense, un fenómeno conocido como fly-to-quality. Este movimiento elevó la demanda de estos bonos, lo que, a su vez, aumentó sus precios y redujo sus rendimientos. Aunque pueda parecer un fenómeno lejano, este cambio tiene implicaciones directas para países como Paraguay, ya que cualquier variación en los rendimientos estadounidenses puede afectar las condiciones de los bonos paraguayos en el extranjero.
Es cierto que Paraguay no está directamente afectado por grandes flujos financieros internacionales, pero el escenario externo sí puede influir, por ejemplo, en nuestro comercio exterior. En un mundo globalizado, ningún país es una isla. Las condiciones adversas que puedan surgir de esta volatilidad podrían llevar a una disminución en el crecimiento económico global. Esto, a su vez, podría reducir el volumen de exportaciones paraguayas, afectando nuestra balanza comercial y, potencialmente, el crecimiento del PIB en el mediano plazo. Además, el fortalecimiento del dólar, impulsado por la búsqueda de refugio seguro en los bonos del Tesoro, encarece las importaciones. Para un país como Paraguay, que depende en gran medida de importaciones para satisfacer su demanda interna, un dólar más fuerte podría agravar nuestra balanza comercial y ejercer presión sobre los precios locales. En el mercado cambiario local, aunque aún no se ha observado un impacto directo, la presión alcista sobre el tipo de cambio es notoria, una tendencia común en la segunda mitad del año. Es crucial que mantengamos un ojo en la evolución de los flujos financieros y los datos económicos de EEUU, que se encuentra al borde de una posible recesión. La reciente volatilidad en los mercados internacionales es un recordatorio de la fragilidad de la economía global. Este tipo de eventos nos obliga a monitorear de cerca las señales que llegan desde el exterior.