La celebración arrancó a las 00:00 con serenata, una procesión y la tradicional participación de los fieles con pañuelos, que llenaron las calles de devoción y alegría.
Durante la misa, monseñor Enrique Meyer, cura párroco del Santuario Nuestra Señora del Rosario, reflexionó sobre el vínculo profundo de la ciudad con la imagen de la Virgen. En su homilía, recordó que toda esta comunidad comenzó en torno a la imagen de la Virgen del Rosario, donde la población fue creciendo alrededor del oratorio.
Además destacó el papel protector y amoroso de la Virgen en la vida de los luqueños, diciendo que ‘’ella como madre nos cuida, nos defiende e intercede por nosotros’’.
Meyer hizo un llamado a la comunidad a seguir los ejemplos de amor y servicio que enseña la Virgen María, recordando que su mensaje es de solidaridad y unión. Exhortó a ‘‘ver la vida por amor a los demás, a ir en ayuda de los que más sufren, están más abandonados y más necesitados”. Instó a los presentes a no dejar a nadie excluido de la comunidad y a vivir como hermanos.