El Gobierno del intendente reelecto de Luque, Carlos Echeverría, no muestra interés alguno en responder a los reclamos de los habitantes, en lo que respecta al pésimo estado de sus principales avenidas.
La situación de las calles y avenidas de la ciudad vecina de Asunción, produce un déjà vu de las gestiones de los ex intendentes de Asunción, Martín Burt, Evanhy de Gallegos y Enrique Riera, quienes durante todo su mandato debieron de codearse con los baches.
El importante crecimiento poblacional de Luque, privilegiada por su proximidad con Asunción y por varias obras de gran envergadura, no va de la mano con la inversión por parte de la Comuna. A diario se observan nuevos comercios, nuevas casas, departamentos, e incluso shoppings.
Pero esta inversión no está acorde con las obras públicas ejecutadas por el Gobierno Municipal, que desde hace años no es capaz ni de mantener en condiciones los caminos.
Las típicas excusas de que las obras deben ser antecedidas por inversiones de otras instituciones como la Empresa de Servicios Sanitarios de Paraguay (Essap), o los pretextos de falta de presupuestos, hacen que los pobladores de varios barrios de Luque deban atravesar por enormes cráteres para dirigirse a sus trabajos u hogares.
A diario, se lee el clamor ciudadano en las redes sociales, quienes no solo sufren por los raudales, sino también por el pésimo estado de los caminos y los yuyales. Al parecer, el hecho de que Asunción sea la capital de los raudales, le da un respiro a las autoridades de Luque, quienes siguen relajados sin dar solución.
Antes de las elecciones, en las que el colorado cartista Carlos Echeverría fue reelecto, el jefe comunal aceleró la reparación de un par de plazas con una inversión de más de G. 2.000 millones y encargó la colocación de letras corpóreas en el acceso a la ruta General Aquino. Pero tras asegurar un nuevo mandato, se olvidó completamente de su ciudad.
La avenida Nanawa, en la zona conocida como Curva Romero, muestra un paisaje similar al de las imágenes que tiene la NASA de la luna. Los cráteres salen al descubierto ante cada lluvia. En las avenidas Brítez Borges, Salyn Yubi (a pocos metros de la Academia de la Policía), la situación no es muy distinta. Existen tramos intransitables y la situación se arrastra desde hace meses.
Durante los últimos días, se pudo observar a personas que con una carretilla y pala cargaban escombros en los pozos, y su acción era agradecida por los conductores con algunas moneditas. Al parecer, entre los casi 2.000 funcionarios de la Comuna, no hay ninguno que pueda hacer ese trabajo.
En lo que respecta a los concejales, quienes deberían ser contralores de la gestión. Mientras toda la ciudadanía luqueña sufre raudales, yuyales y baches, ellos ocupan su tiempo buscando suspender al concejal Diego Romero, quien fue sancionado por sucesivos exabruptos y su postura contra el condenado Rubén González Chaves, hijo de Óscar González Daher, condenado por enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y denuncia falsa.
El colorado Diego Romero recurrió al Tribunal Superior de Justicia Electoral para recuperar su banca tras ser suspendido por 30 días sin goce de sueldo, luego de que trató de “capataz de la mafia y del crimen organizado” al presidente de la Junta Municipal de Luque, Rómulo Pérez (PLRA), por supuestamente congraciarse con el cartismo.
Si algo siempre se ha valorado del pueblo luqueño es el arraigo y amor que tienen hacia su ciudad, tanto que los mismos la denominan la República de Luque. No obstante, para las autoridades existen otras prioridades que no necesariamente son atender las necesidades más urgentes de la ciudad.
Es triste ver como una de las ciudades más grandes y de mayor crecimiento del Departamento Central está abandonada más allá de su zona céntrica. Gracias la pésima gestión de Echeverría, se puede afirmar que Luque es la República de los baches.