Pese a haber estado en el centro del escándalo, la Organización Revolucionaria Interna de Macedonia-Partido Democrático de Unidad Nacional (VMRO-DPMNE) de Gruevski acude a las elecciones como clara favorita.
Los últimos sondeos de opinión publicados el martes otorgan a la VMRO-DPMNE entre el 27 % y el 28 % de la intención de voto, mientras que la Unión Socialdemócrata de Macedonia (SDSM) de Zoran Zaev al parecer no ha sacado provecho de haber destapado dicho escándalo al contar solo con un respaldo de entre el 15 % y el 17 %.
La de mañana será la tercera convocatoria a las urnas, tras dos citas de abril y junio pasados, que tuvieron que ser canceladas por las reservas planteadas por los socialdemócratas.
El partido de Zaev había anunciado su boicot a los comicios por irregularidades en las listas electorales y la falta de libertad de información de los medios.
Finalmente, tras algunos cambios, se logró consensuar una nueva cita electoral.
La crisis política nació nada más celebrarse los anteriores comicios en abril de 2014, cuando los socialdemócratas se negaron a reconocer los resultados y denunciaron irregularidades en el proceso electoral, extremo que en su momento no confirmaron los observadores internacionales.
Posteriormente, el partido de Zaev destapó un escándalo de escuchas telefónicas a miles de ciudadanos, entre ellos políticos y periodistas, que supuestamente implicaba al entorno más estrecho de Gruevski.
En la campaña que acaba de finalizar, la SDSM centró su discurso en recordar este escándalo, pero sobre todo provocó las iras de los conservadores al prometer más derechos a la minoría albanesa, etnia que comporta el 25 % de la población de Macedonia.
Entre las promesas figuraba una mayor implantación de la lengua albanesa y mayores derechos a nivel local.
Con ello la SDSM ha buscado ganarse el voto albanés, centrado tradicionalmente en los dos principales partidos que representan a esta parte de la población, la Unión Democrática para la Integración (DUI) y el Partido Democrático de los Albaneses (DPA).
Los conservadores contestaron acusando al partido de Zaev de pretender instaurar un sistema federal en Macedonia y de querer imponer la lengua albanesa en todo el territorio del país.
Los políticos de VMRO-DPMNE enfocaron sus mítines en tratar de convencer a los votantes macedonios eslavos de que apoyar a los socialdemócratas sería un voto a favor de la división étnica del país.
En su mitin de clausura de campaña, Gruevski apeló anoche los ciudadanos a votar masivamente y “no permitir” que los socialdemócratas “nos roben el derecho a decidir sobre el futuro de nuestro país”.
Durante la campaña VMRO-DPMNE prometió además dar un nuevo impulso al proceso de integración en la UE y la OTAN, decenas de miles de nuevos puestos de trabajo; inversiones extranjeras, así como construir nuevas carreteras, ferrocarriles e infraestructuras para el gas natural.
Los socialdemócratas se centraron en atacar a los conservadores por la campaña de escuchas ilegales y acusaron a las políticas de Gruevski de haber incrementado la pobreza y la emigración de jóvenes de Macedonia.
En su ultimo acto de campaña anoche Zaev prometió “una mejora de las ayudas sociales, un sistema sanitario gratuito y educación a niveles europeos”.
“Os prometo que confiscaremos cada euro robado por esos bandidos”, apostilló.
Alrededor de 1,7 millones de ciudadanos están llamados a votar, de los cuales 300.000 son macedonios residentes en el extranjero.
Las urnas en los 3.514 colegios electorales estarán abiertas desde las 07.00 hasta las 19.00 hora local (06.00 hasta las 18.00 GMT).
Unos 4.000 observadores nacionales y 650 extranjeros estarán encargados de controlar el buen funcionamiento de la jornada electoral.
En las elecciones de abril de 2014, la VMRO-DPMNE de Gruevski, quien lleva diez años al frente del Gobierno, obtuvo 61 de los 123 escaños del Parlamento; la SDSM, 34; DUI, 19; DPA, 7, y las formaciones menores GROM y Partido Nacionaldemócrata, un diputado cada una de ellas.
Ivan Blazevski