El supuesto narco Felipe Santiago Acosta Riveros, alias Macho, de 40 años, el domingo último supuestamente encabezó a un grupo de 30 a 40 hombres armados que atacó a policías del Departamento de Investigaciones en Brítez Cué, del distrito de Yby Pytã, en Canindeyú.
De acuerdo con los datos que manejan los investigadores, Macho, uno de los más buscados dentro del país, maneja toda la plantación de marihuana en la zona de Canindeyú y cuenta con pistas clandestinas para el tráfico de cocaína.
Según su prontuario, fue condenado a 25 años de prisión por el asesinato de su patrón, un colono japonés Araki Arai, registrado en el 2005. Por este crimen, estuvo recluido en dos penitenciarías del país, primero en San Pedro y luego en Ciudad del Este.
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De esos dos lugares logró fugarse y solo cumplió como cinco a seis años de su larga condena.
Posteriormente, se instaló en Canindeyú para convertirse en el principal productor de marihuana en la zona de Brítez Cué, Yby Pytã, Corpus Christi e Ypejhú, explicó a Monumental 1080 AM el comandante de la Policía, Carlos Benítez.
“Acosta supuestamente tiene a su cargo el control de ese territorio en cuanto al cultivo, acopio y venta de marihuana”, puntualizó el alto jefe policial.
Al presunto narco se le atribuyen unas 150 hectáreas de cultivo del cannabis y que está siendo protegido por “elementos nacionales, brasileños y de pueblos originarios”. Estos últimos se encargarían del cultivo de la droga.
Ataque a policías en Brítez Cué
Respecto a la situación registrada entre grupos armados y seis uniformados en la zona de Brítez Cué, del distrito de Yby Pytã, explicó que el entonces jefe de Investigaciones de la zona, Reinaldo Delgado Arce, realizó un informe incompleto de lo que realmente ocurrió en el sitio y por ello fue destituido.
En ese sentido, no descartó que “elementos policiales” estarían facilitando la permanencia de Macho en la zona. Tras el confuso episodio, asumió Sebastián Ramírez Delgadillo como director de Policía de Canindeyú.
Las altas autoridades policiales calificaron de “dudosa” la versión dada por los agentes y confirmó que desde la Comandancia manejan un posible apriete policial a un líder narco.
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En un informe de lo ocurrido se menciona que un grupo de policías se encontraban en la zona realizando una tarea investigativa.
Según el escrito, los uniformados trataron de interceptar un vehículo de color blanco, pero el rodado no se detuvo y los ocupantes comenzaron a realizar disparos contra el personal; en el hecho, uno de ellos resultó herido.
Sin embargo, los policías que participaron del procedimiento luego dieron un relato diferente de lo que consta en el memorándum.
Los policías indicaron que estaban en la zona y que, en un momento dado, se les acercó una camioneta, de la cual descendió una persona que les reclamó el operativo en el lugar.
De este episodio pasó un tiempo y luego llegó un grupo de 30 a 40 hombres armados a bordo de cinco a siete vehículos, que comenzaron a efectuar disparos intimidatorios contra los uniformados. Rodearon al personal, comenzaron a realizar disparos y uno de los oficiales resultó con una herida en la mano.