Mediante votaciones populares, 112 países han escogido nombres que representan su cultura, historia o geografía para denominar una estrella y un exoplaneta situado en su órbita.
“Es un proyecto a gran escala, por primera vez en la historia tantos países han nombrado tantos astros”, explicó el portavoz del proyecto, Lars Lindberg Christensen, en una rueda de prensa en la sede de la IAU, situada en París.
Agregó que el objetivo era crear un proyecto inclusivo en el que tanto países grandes como pequeños tuvieran la oportunidad de nombrar más de 200 estrellas y exoplanetas, ya que desde 1992 se han descubierto más de 4.000 y la mayoría no tenían nombre aún.
Las normas que propuso la IAU a los participantes decían que el nombre de la estrella y su planeta debían estar relacionados, no podían llevar nombres con tintes políticos, comerciales, militares o religiosos ni de personas que aún estuvieran vivas.
Los nombres que los ciudadanos de cada país han elegido son muy diferentes, “muestran elementos de la cultura de cada lugar, por lo que se ha aprendido mucho”, declaró el director del proyecto, Eduardo Penteado.
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La literatura ha sido el universo escogido por España, cuyos ciudadanos han bautizado a su estrella y su planeta, respectivamente, Rosalía de Castro y Río Sar, mientras Colombia ha optado por Macondo, el pueblo que Gabriel García Márquez imaginó para su obra 100 años de soledad, y su personaje principal, Melquíades.
Palabras en diferentes lenguas indígenas han sido escogidas por decenas de países, como Ecuador, que ha apostado por Nenque y Eyeke, que significan “sol” y “cerca” en la lengua indígena de la tribu waorani.
Nicaragua ha decidido nombrar a la estrella y su planeta con nombres de accidentes geográficos: Cocibolca y Xolotlan, los lagos más grandes del país en la lengua náhualt.
Los estadounidenses también han optado por esta temática, Nushagak y Mulchatna, ríos de Alaska que ahora también son astros.
Otro tema transversal es la mitología, elegida por Chile: Pincoya, es espíritu femenino del agua y Caleuche un barco fantasma en el imaginario del sur del país.
Holanda ha elegido las obras de grandes maestros. Su estrella se llama Sterrennacht, que significa en holandés “La noche estrellada”, en referencia a un célebre cuadro de Van Gogh, mientras su planeta es Nachtwacht, “La ronda de la noche”, que se remite a uno de Rembrandt.
“La astronomía hace que las personas se unan, es un proyecto que ha mostrado una gran cooperación internacional”, explicó Jorge Rivero, investigador español y coordinador del proyecto.