“Nadie ganó”, declaró Macron en su primera declaración desde los comicios celebrados el domingo, en una carta al pueblo publicada en la prensa regional francesa.
El dirigente centrista disolvió la Asamblea Nacional y convocó de manera anticipada las legislativas después de la victoria de la ultraderecha francesa en las elecciones europeas del 9 de junio.
“Pido a todas las fuerzas políticas que se identifican con las instituciones republicanas, el Estado de derecho, el parlamentarismo, la orientación europea y la defensa de la independencia de Francia, a entablar un diálogo sincero y leal para construir una mayoría sólida, necesariamente plural, para el país”, escribió Macron.
Ningún partido o coalición obtuvo mayoría absoluta, de 289 diputados, en la nueva Asamblea Nacional.
El Nuevo Frente Popular (NFP), una alianza de izquierda, quedó en primer lugar con entre 190 y 195 escaños, la alianza de centroderecha de Macron alrededor de 160 y la extrema derecha más de 140.
El llamado del presidente parece orientado a excluir a la Agrupación Nacional (RN) de la ultraderechista Marine Le Pen, pero también implícitamente a la principal formación del NFP, la Francia Insumisa (LFI, izquierda radical) dirigida por el polémico Jean-Luc Mélenchon, que genera rechazo en otras fuerzas.
“Macron propone un cordón sanitario a LFI, a la que él mismo ayudó a que saliera elegida hace tres días (...). Este circo se está volviendo vergonzoso”, reaccionó en X Le Pen.
El presidente de RN, Jordan Bardella, acusó al jefe del Estado de “organizar la parálisis del país llevando a la extrema izquierda a las puertas del poder con acuerdos indignos”. “Ahora su mensaje es: ‘Arréglense’”, agregó. Por el momento, su primer ministro, Gabriel Attal, permanecerá en su puesto al tiempo que París ultima los preparativos para los Juegos Olímpicos, que comenzarán en poco más de dos semanas. AFP