El viaje del jefe del Estado al sur del país se hizo por sorpresa y en medio del debate en la comunidad científica sobre las bondades de este producto para tratar una pandemia, que en Francia ha provocado ya casi 11.000 muertos y más de 82.000 contagios.
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Emmanuel Macron, que por la mañana había efectuado una de sus cotidianas visitas a un hospital de la región parisiense, se trasladó posteriormente por sorpresa a Marsella, donde el hospital del Mediterráneo que dirige Raoult acoge diariamente colas de pacientes para ser testados y recibir el tratamiento propuesto por el médico.
Su remedio a base de un derivado de la cloroquina no ha sido validado por el Comité Científico que asesora al Gobierno francés -en el que Raoult figura como miembro aunque no ejerce por diferencias con sus pares-, al considerar que las conclusiones de sus beneficios para los pacientes de Covid-19 no están suficientemente demostradas.
Por ello, el ministro de Sanidad, Olivier Véran, aseguró que este tratamiento solo sería prescrito para pacientes graves y en un marco hospitalario.
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Lo que no ha impedido que Raoult siga con sus ensayos clínicos y recetando cloroquina a centenares de pacientes cada día, con el respaldo de otros doctores que piden al Ejecutivo adoptarlo para frenar el avance de la epidemia en el país.
El médico marsellés, que acumula premios internacionales y cuyo remedio ha sido incluso citado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asegura que hay que administrar el derivado de la cloroquina en el inicio de la enfermedad, para evitar que los pacientes entren en un estado grave.
En ese contexto, Macron optó por visitar al controvertido especialista a cuatro días de que se dirija de nuevo a la nación probablemente para detallar la prolongación del confinamiento de la población, iniciado el 17 de marzo.
Según el canal BFMTV, en el seno del gabinete de Macron hubo controversia sobre si se debía efectuar este viaje que puede dar la impresión de que respalda el tratamiento de Raoult.
La cadena indicó que finalmente fue la presión de la primera dama, Brigitte Macron, lo que convenció al presidente de ir a ver al médico.
La visita también tiene un componente político, puesto que desde hace semanas la oposición conservadora, sobre todo en el sur del país, apoya el tratamiento de Raoult en contra de la postura respaldada por el Gobierno.