EFE
Aquel primer disco en solitario salió a la venta el 27 de julio de 1983 con ocho temas entre los que destacan “Lucky Star”, “Holiday” o “Borderline”, y se reeditó bajo el título de “The first album”, tras el éxito de su segundo LP “Like a Vrigin”.
Madonna Louise Veronica Ciccone (1958, Michigan) pronto se convirtió en la rubia indomable que ahora conocemos. A pesar de que algunos calificaban su vestimenta de escandalosa, aquellas medias de rejilla y joyas que mostraban la cruz cristiana se popularizaron entre los numerosos jóvenes que veían en las excentricidades de la cantante un icono rebelde y rompedor a seguir.
Pero las verdaderas polémicas comenzaron tras la publicación de unas fotografías en revistas como “Playboy” o “Penthouse”, y continuaron en la gala de los premios MTV de 1984 cuando hizo su aparición con un vestido de novia que lucía un cinturón en el que se podía leer “Boy Toy” (“Juguete de chico”).
Excentricidades que para muchos eran simple provocación mientras otros apuntaban que detrás de aquellos escándalos había una crítica al puritanismo de la sociedad estadounidense de los años 80.
Mientras tanto, la cantante comenzaba a ser aclamada no solo en Estados Unidos, sino en medio mundo con la publicación de su tercer disco “True Blue” con el que popularizó temas como “Papa don’t preach”, “Open your heart” o “Live to tell”
Unos éxitos que la cantante no quería que se limitasen a la música y trató de trasladarlos también a la gran pantalla. Una incursión en el cine con “Buscando a Susan desesperadamente” y “Who’s that girl” que, sin embargo, no contó con el beneplácito de los críticos.
A pesar de lo cual, años más tarde, el séptimo arte acabaría rindiéndose a los encantos de Madonna cuando en 1997 se hizo con el “Globo de Oro” a la mejor actriz por su interpretación de Eva Perón en la película “Evita”.
Para entonces triunfaba ya una Madonna que, en la gira “who’s that girl tour”, había conseguido ser censurada en algunas televisiones, indignar al Vaticano, que la acusó de blasfema, y provocar airadas reacciones entre los sectores más conservadores de la sociedad que pese a todo tendrían que acabar admitiendo que la cantante era ya la incontestable reina del pop.
A pesar de que sus siguientes discos “Like a prayer” y “I’m breathless” no estuvieron exentos de polémica, los noventa llegaron y con ellos una Madonna más sosegada que dará a luz a su primera hija, Lourdes María Ciccone Leon.
Las excentricidades de la cantante pasaron a un segundo plano y la atención se centró en su vida sentimental y familiar sobre todo con el nacimiento de su segundo hijo, Rocco, y la adopción de los niños malauíes David Banda y Mercy James.
“Ray of light”, “Confessions on a dancefloor”, “I’m going to tell you a secret”, “Hard Candy” o “MDNA” son algunos de los exitosos trabajos de una Madonna para la que triunfar en la música se ha acabado convirtiendo en algo cotidiano, lejos ya de aquella otra Madonna provocativa que reaparecerá solo en contadas ocasiones.
Una de ellas en 2003, en la gala de los premios MTV, cuando la cantante decide besar en la boca en directo a Christina Aguilera y Britney Spears.
A sus 54 años Madonna sigue siendo la reina del pop, un trono conquistado a base de música, polémica y excentricidad que ha convertido a esta rubia de metro sesenta y cuatro en leyenda viva de estas tres décadas.
Por Víctor Usón