Sin duda alguna, en Venezuela gobierna una dictadura, pero existen serias dudas sobre quiénes son los que realmente detentan el poder en dicho país.
Recordemos que el verdadero líder de la llamada revolución bolivariana fue Hugo Chávez, un teniente coronel del Ejército que en el año 1992 fracasó en un intento de golpe de Estado, pero en el año 1999, al vencer en las elecciones presidenciales, llegó al poder.
Chávez condujo su movimiento del Socialismo del Siglo XXI con mano de hierro y con un gran verticalismo, apoyado por los militares que constituían su primer anillo y en un segundo plano por los civiles que le ayudaron a llegar al poder democráticamente.
Apenas instalado en el sillón presidencial recurrió a Fidel Castro, a quien le profesaba una gran admiración, solicitándole el apoyo de asesores cubanos para diseñar un sistema de control sobre la sociedad, similar al existente en Cuba.
Con ese sistema, el poder de los militares se incrementó notablemente, controlando a la población y controlando el principal recurso del país que es el petróleo.
Al igual que ha ocurrido en el Paraguay en la época de Stroessner, los militares venezolanos leales a Chávez se enriquecieron en forma desmedida y también incursionaron en negocios delictivos como el narcotráfico.
Se afirma que el Cartel de los Soles que es una organización dedicada al narcotráfico está encabezada por altos miembros de las Fuerzas Armadas.
En política exterior Chávez fue profundamente antiestadounidense y eso le llevó a aliarse con Cuba primero y con los grandes enemigos del imperio norteamericano, como Irán, Rusia y China después.
Estos países intensificaron sus presencias en suelo venezolano, principalmente proveyendo armamentos muy sofisticados para las Fuerzas Armadas, como aviones de combate, helicópteros, drones, tanques, etc.
Detrás de la venta de armas vinieron los asesores rusos para adiestrar a los militares en el uso de dichos armamentos y detrás de Irán vino Hezbolá, la organización terrorista apoyada por los iraníes.
Recordemos que económicamente Venezuela es un país totalmente dependiente de la producción de petróleo, que representa más del 75% de sus exportaciones.
Cuando Chávez llegó al poder en 1999 el precio del petróleo estaba en torno a 10 dólares el barril y con el boom de los commodities el mismo subió hasta cerca de 140 dólares el barril, llenándose de divisas el país caribeño.
Chávez se encargó de dilapidar esa inmensa riqueza, en un gasto social descontrolado, en el rearme de las fuerzas armadas, en el financiamiento a los partidos políticos de izquierda del mundo y en la gigantesca corrupción de los leales al régimen.
En el 2011 cuando Chávez fue diagnosticado con cáncer no existía en su gobierno un claro sucesor, porque él como todo autócrata, se había encargado de que ese sucesor no exista.
En el 2013 el precio del petróleo comenzó a caer abruptamente y Chávez ante su muerte inminente designó a las apuradas a Maduro como sucesor.
Y a un Maduro sin aptitud ni carisma y con el poder real en manos de militares, narcotraficantes, cubanos, iranies, rusos y chinos, le tocó hacer frente a la debacle económica.
En muchos aspectos Maduro es un títere, útil a una estructura de poder, que, torturando, apresando y exiliando a los opositores lo mantienen en el Gobierno.
Ante esta descripción, ha sido una total ingenuidad de parte de los países democráticos creer que este monstruo creado por Chávez, entregaría el poder pacíficamente.