30 dic. 2024

Maestro de marionetas

El título no es una paráfrasis de la celebérrima canción. Esto es Paraguay, donde una sola agrupación partidaria está asiendo todo, así, de “asir”, con mayoría en los tres poderes del Estado. Será un desafío ver la real división de estas instituciones en la débil democracia paraguaya.

Y no es que este cuestionando la apabullante victoria de esa “nucleación de hombres libres que busca promover el bienestar del pueblo paraguayo sobre la base de la igualdad, la justicia y la soberanía popular, manifestada en la forma republicana, democrática, participativa y representativa de gobierno”. Poesía pura. No se pone en duda el triunfo, pero sí la calidad de la representación, la libertad de sus elegidos.

Creo que es conveniente recordar un poco más del preámbulo de su carta constitutiva, porque es para reflexionar en qué punto están. El documento señala que el partido “considera a la persona humana como un valor substantivo y le reconoce todas las libertades compatibles con la libertad ajena y la felicidad colectiva”. “Considera como derecho fundamental de todo individuo tener trabajo, seguridad social y bienestar económico. Considera que el Estado, servidor del hombre libre, interviene en la vida social económica de la Nación para evitar el abuso del interés privado y para promover el bienestar general y la vigencia de una efectiva justicia en la convivencia ciudadana”.

Veremos si prima el interés privado o el interés general. Hasta ahora no observo que haya sido más importante el bienestar colectivo, sino el de un grupo. Entonces, aparecen unos y unas saliendo del Estado, entrando al sector público, mudándose de vuelta a las empresas, para posteriormente retornar al funcionariado. Si no son casos de puertas giratorias, entonces qué son.

Los hilos aquí no son invisibles, pero cumplen la misma función, o que muestren y demuestren lo contrario, porque supuestamente “el Partido se declara contrario a toda dictadura de individuo o de grupos y considera que la democracia, en la cual se asegura al pueblo una participación creciente en los beneficios de la riqueza y la cultura, garantiza la ordenada evolución hacia una sociedad igualitaria, sin privilegios ni clases explotadas”. A ver, a ver.

Lo ocurrido en un poder del Estado en estos días, por cierto el que en teoría es el de mayor representación popular, no me da buenos augurios. La concentración de tanto poder obviamente no es buena, porque da pie a las arbitrariedades, a las injusticias, a las actuaciones para beneficio propio y no de los demás. Jamás será propicio andar mirándose el ombligo nomás, por propia voluntad o adrede. No lo es. El discurso que reafirma los “principios de la democracia republicana, representativa, participativa y pluralista” está en jaque, pero la partida sigue.

Si bien el presidente que se va no es santo de mi devoción, las palabras en su último informe al Congreso son vaticinadoras, la alerta de autoridades paralelas y concentración de poder está encendida. Lo subrayó claramente: “La prueba más relevante es que se discute legítimamente sobre logros y materias pendientes del Gobierno (saliente). Sin embargo, no se habla de concentración del poder, quiebre institucional o intromisión en la Justicia”. Y siguió luego diciendo que “el dinero sucio que envenena nuestra economía no puede constituirse en la fuente de creación de una autoridad paralela”.

Sin embargo, la situación no es absoluta responsabilidad de una sola agrupación, están también los funcionales a ese grupo, y también hay que admitir que en esa asociación hay quienes tratan de hacer bien las cosas, pero son los menos. La antigua técnica de manipulación, esta vez utiliza todos sus recursos para torcer voluntades, administrar y generar lealtades y arrodillar a quien no se preste a sus pretensiones. Veremos hasta dónde llega la obra, si la letra queda solamente en el papel de nuevo, o si bregan “por la vigencia irrestricta de los derechos humanos, único fundamento sobre el que construirá una sociedad igualitaria”.

Más contenido de esta sección